El Club Puebla clasificó a los cuartos de final del torneo Guardianes 2020 y con ello volvió mi ilusión. Recordé porqué estaba en el selecto grupo del dos por ciento que creía que podía ser nuevamente campeón del futbol mexicano y me hizo retroceder unos años atrás.

Por increíble que parezca, el cariño por la Franja me ha traído más alegrías que tristezas. Si bien el club ha descendido en un par de ocasiones y hay poco que destacar desde 1997 a la fecha, lo era todo portar la playera blanquiazul jugando en el jardín de mi abuela, narrando mis partidos, gritando a todo pulmón los goles del ‘Búfalo’ Poblete, de Carlos Muñoz, atajando como Pablo Larios o echando una reta con el gran Gerardo Rabajda, afuera de la casa de mi otra abuela.

Además, desde los 4 años, este aficionado que ya jugaba a ser analista deportivo se sentaba a las 3 de la mañana en la cama de su madre a contarle:

-Má, si el Puebla gana la próxima semana queda en segundo lugar, ya podría clasificar a la Liguilla.

-Niño, duérmete. Son las 3 de la mañana y además hay cosas más importantes en el mundo que el futbol.

-Posiblemente en el mundo de los demás, en el mío solo hay futbol y el Puebla.

El sueño se espantó, tomé mi balón y comencé a pelotear en la cochera puliendo la zurda como Aravena y cabeceando como Ruiz Esparza en la defensa.

También, lunes, miércoles y viernes, mi madre me llevaba a la ‘escuelita’ de la Franja en Estrellas del Sur. Días después pisé la cancha del Cuauhtémoc, salí de la rampa como si se tratara del mismísimo Zico o Aurelio Rivera.

Recordé cuando Antonio Alonso me llevaba a los entrenamientos a ver patear al grandioso ‘Pony’ Ruiz, para admirar la figura imponente de Poblete y los reflejos de Rabajda. El sábado, mi padre y yo asistíamos a los partidos y le contaba: “Yo conozco a esos jugadores, papi. Me saludaron el miércoles y jugué futbol con ellos”. ¿Cómo no iba a ser feliz yéndole a la Franja?

Y esa emoción e ilusión la volví a sentir estos días. En la recta final del Guardianes 2020, Puebla nos regresó a las bases, nos recordó porqué somos de la Franja. Nos ilusionó conquistando el ‘Gigante de acero’ y nos llevó a soñar con un inesperado triunfo ante León, en la ida de los cuartos. Al final la realidad nos alcanzó, no logró avanzar a semifinales pero, ¿lo bailado, quién nos lo quita?

 

De La Franja, siempre.

 

Por Alfredo González

@AlfredoGL15