Durante el periodo en que Facundo Rosas Rosas fungió como titular de Seguridad Pública en el estado, florecieron dos empresas proveedoras de alimentos para la población carcelaria, presuntamente ligadas a Genaro García Luna, el exsecretario de Seguridad de Felipe Calderón, sometido a un proceso penal en Nueva York, en Estados Unidos.

Se trataba de Serel SA de CV y La Metropolitana SA de CV, que facturaban millones de pesos en Puebla y a nivel federal, desde que el imputado de tratar con cárteles, al tiempo que era funcionario de los sexenios panistas, se mantuvo en el cargo.

Quizá por esa y otras razones es que el indignado ex servidor público en el periodo de oprobio de Rafael Moreno Valle haya maniobrado para hacer desaparecer el acta de entrega-recepción cuando salió de la Secretaría de Seguridad Pública, luego de haber sido exhibido como comparsa o cómplice de los mandos que fueron acusados de proteger al floreciente huachicol en julio de 2014.

Cuatro son los documentos que han sido requeridos en la dependencia donde despacha Raciel López Salazar, titular de área; fueron los del propio Rosas, el de Manuel Alonso García y de Jesús Morales Rodríguez.

Curiosamente, la única faltante es la que plasma la forma en la que Facundo Rosas entregó el aparato de seguridad antes de partir por la puerta de atrás.

Salta el dato, después de haberse provisto de ropajes de dignidad, legalidad y transparencia, luego de haber sido nombrado en la mañanera de Luis Miguel Barbosa como un infractor de la ley, señalamiento del que se dolió.

Para poder hacer pasar como perdido el documento, se hizo auxiliar de una mujer de largo camino en el ámbito policial: Melisa Benítez Rodríguez, exdirectora de Servicios Generales en el C5.

La reputación de la servidora pública que se rodeó de un conjunto de incondicionales,  llegó al extremo de convertir al Centro de Control, Comando, Comunicaciones y Cómputo en centro de distribución de huachicol, que ya fue documentado en una entrega de la Parabólica.

“…un auto estacionado en uno de los cajones oficiales para servidores públicos que laboran en el rubro de Seguridad Pública recibe una carga de combustible que antes había sido asegurado, quienes se han dedicado a la ordeña de las tuberías de Pemex: la presencia del huachicol”, describía el texto acompañado de la imagen que no admite duda.

Benítez Rodríguez es sujeto de investigación y quien conoce de excesos y riqueza inexplicable, asume que pronto caerá.

El secretario de Seguridad con Rafael Moreno Valle está lejos de tener las manos limpias. Su paso por el C5 dejó una estela de corrupción y componendas.

La designación de Alberto Valencia Velasco como subsecretario de Seguridad Pública, un funcionario que acomodó a toda su parentela en la dependencia, es otro testimonio de las irregularidades.

Por ello el empeño de hacer desaparecer el documento que descansaba en el edificio de la Academia Estatal de las Fuerzas de Seguridad, ubicada sobre la 10 Poniente 904, en el Centro Histórico de la capital.

 

@FerMaldonadoMX

 

parabólica.mx por Fernando Maldonado