Después de la marcha por el Día Internacional de la Mujer, trabajadores procedieron a limpiar los inmuebles que faltan en el Centro Histórico, los cuales quedaron llenos de pintas.

Los empleados de limpieza utilizaron diversos líquidos para remover los nombres y diversas consignas que dejaron las manifestantes.

En la Catedral de Puebla las pintas fueron menores debido a que un grupo de católicos se reunieron para proteger el inmueble.