Fin de semana contrastante para la delegación mexicana en Tokio 2020 y, sobre todo, para los deportes de conjunto. El futbol ofreció una gran actuación para eliminar a un duro rival que tenía buen futbol, que retó a los de Jaime Lozano y obligó a los mexicanos a sacar su mejor versión en lo que sin duda fue un partidazo que sirve para ejemplificar lo que tanto falta le hace a nuestro balompié: Competencia, fogueo internacional para seguir creciendo. En contraparte la derrota del equipo de beisbol 12-5 ante Israel significó la eliminación de una novena que perdió sus tres juegos y se quedó muy lejos de la expectativa que se había generado en gran parte por el cambio de manager faltando muy poco tiempo para la justa en la capital japonesa.

El futbol ha ofrecido una buena imagen con jugadores muy concentrados en la tarea de disputar las medallas (que ya han conseguido) y ha mostrado la mejor cara de sus jugadores importantes con un Sebastián Córdova que ha ido de menos a más en el torneo y que fue justamente ante Corea del Sur cuando ofreció su mejor juego no sólo por el golazo que logró sino por su incidencia en la construcción de futbol ofensivo. Alexis Vega ha sido el más regular por parte de la escuadra mexicana con una implicación que pocas veces se le ve al de Chivas ya que ha colaborado en labores defensivas. Mención aparte merecen los tres refuerzos mayores quienes le han dado razón a la Comisión de Selecciones Nacionales ya que además de su aporte en el juego con un Luis Romo en crecimiento, los tres han fungido como líderes, como mentores de un grupo con talento bien dirigido por Lozano que está a una victoria más de obtener una presea olímpica.

Más allá de lo que suceda en la semifinal de mañana por la madrugada ante Brasil, la selección mexicana de futbol ya puede sacar algunas conclusiones de Tokio 2020 aunque convendría también pedirle a los jugadores y a su entorno que entiendan que esta buena actuación sólo es un paso más en su carrera, no el final de la misma. Que si llegan a obtener una medalla, eso no significará un permiso para tirarse a la hamaca. En los años recientes, México ha ganado dos mundiales sub 17 (2005 y 2011), ha ganado un tercer lugar en el mundial sub 20 (2011), una medalla de oro olímpica (Londres 2012) y ahora está cerca de otra; sin embargo, la generación de 2005 tuvo chispazos, algunos jugadores tuvieron momentos de brillo pero se quedó corta, la de 2011 prácticamente se perdió y de los campeones olímpicos todavía hay algunos que son parte de la selección mayor, pero en general, muchos se quedaron cortos.

En ese sentido la imagen de Alexis Vega es la que debe resumir los valores de este equipo: Una gran implicación en todos los aspectos; Vega siempre ha tenido mucha calidad, pero hasta el momento, ha ofrecido esa calidad a cuentagotas sumándose a la larga lista de futbolistas irregulares en la liga, pero la mejor versión del jugador ha ocurrido con esta selección tanto en el preolímpico de Guadalajara, donde fue la gran figura, como ahora en Tokio 2020 donde además de ser el jugador distinto que junto con Córdova son los que le dan el salto de calidad al grupo, también ha participado en labores defensivas; esa forma de jugar debe ser la enseñanza para Vega para que a su regreso a Chivas sea más regular y pueda dar el salto a una selección mayor urgida de sangre nueva tras el fiasco de la copita oro.

El triunfo ante Corea del Sur también es una muestra de lo que significa la competencia: El fin de semana, México no le ganó a cualquier equipo, le ganó a una escuadra que hace un buen futbol, con mucha velocidad, que buscó presionar la salida mexicana, cuando los coreanos explotaron de la mano de Kang In Lee para poner en predicamento  a la defensa mexicana, apareció el mejor futbol de la escuadra nacional generando el mejor partido del futbol olímpico. Eso es lo que aporta la competencia, eso es lo que necesita el futbol mexicano para crecer: Salir de la comodidad de CONCACAF, dejar de buscar partidos moleros. La del sábado es una de las mejores exhibiciones de una selección nacional y se dio porque hubo un equipo que verdaderamente retó a este grupo de jugadores talentosos, por eso si queremos crecer debemos recuperar el sentido competitivo y dejar de encerrarnos en CONCACAF, una zona con un lento crecimiento futbolístico que sólo sirve para vender espejitos.

Por otra parte lo que ocurrió con el equipo de beisbol en Tokio 2020 sí se puede calificar como fracaso no sólo porque las expectativas eran otras y se habló hasta el cansancio de buscar una medalla, sino por la forma en la que se dio. El equipo mexicano fue de mal en peor desde el momento que se decidió cambiar de manager faltando mes y medio para la competencia. Juan Gabriel Castro, quien había logrado el boleto a Juegos Olímpicos por primera vez en la historia, dejó el cargo para apostar por Benjamín Gil, un hombre con trabajo en la Liga Mexicana de Beisbol y que estaba concentrado en los Mariachis de Guadalajara, una vez que se dio el cambio, Gil cambió algunos peloteros, cortó a otros y luego cometió un error grave a su llegada a Japón donde aceptó tomarse una foto en la villa con los peloteros que forman parte de los Tomateros de Culiacán con la camisola de ese equipo de la Liga Mexicana del Pacífico, más allá de los lineamientos que violó, esa imagen ya era indicativa de que el manager del equipo no estaba centrado en la labor que había aceptado.

Ya en el torneo olímpico, las decisiones del staff de coacheo fueron muy cuestionables y frenaron al equipo en la presentación ante República Dominicana. Mal corrido de bases, órdenes de bateo libre en cuentas de 3-1 con corredores en base, significaron un descalabro de 1-0; luego vino la derrota de 7-4 ante Japón y se cerró con la paliza en contra de 12-5 ante Israel (en lo que hasta el momento es la única victoria de la novena que representa a Europa en los Juegos Olímpicos) para ser eliminados en un torneo que inventó un sistema de competencia para dar muchas oportunidades a los participantes.

Así como el futbol ha presentado una buena imagen dentro y fuera de la cancha (conviviendo, en la medida de lo permitido por la pandemia, con los atletas mexicanos), desgraciadamente el beisbol ofreció la mala cara del deporte mexicano desde pasar por encima de los reglamentos de comportamiento en la villa olímpica, así como manoseo de jugadores en la conformación del equipo, falta de proyecto al cambiar de manager y la injerencia de los directivos que dejaron ir una buena oportunidad de brillar. Particularmente creo que se infló mucho el globo al hablar de la posibilidad de medalla tomando en cuenta el nivel de los equipos asiáticos que están en casa: Japón sigue invicto tras derrotar hoy en extrainnings a Estados Unidos y Corea del Sur fue el último campeón olímpico en Beijing 2008, además de los propios estadounidenses que hoy se quedaron a un out de la victoria frente a Japón.

La moraleja del beisbol es aplicable a la delegación mexicana que participa en Tokio. El atleta mexicano tiene mucho talento, pero esa pequeña diferencia entre las medallas y los seis cuartos lugares que se han conseguido al momento, esa pequeña diferencia de centímetros para acceder a alguna final en el atletismo o quedarse fuera no sólo es un  tema de entrenamiento y de desarrollo del atleta, es un  tema de estructura y de sistema; esa pequeña dosis faltante ya no corresponde al atleta sino que forma parte del trabajo directivo. Dicho de otra manera, si no ganamos más medallas no es porque los atletas mexicanos carezcan de calidad, hayan ido a pasear o no sientan la camiseta; al contrario su gran calidad los ha llevado a rozarse con lo mejor del mundo, pero el sistema deportivo no los ayuda para mejorar. Si no llevamos más medalla es por culpa de dirigentes de federaciones como la de beisbol, ciclismo o natación, entre otras, que con sus injerencias frenan los procesos más promisorios para el deporte mexicano.

 

@abascal2

El Blog de Puebla Deportes por Antonio Abascal