El viernes de la semana previa había quedado en suspenso un encuentro cara a cara entre los alfiles del presidente municipal electo, Eduardo Rivera Pérez, y de la lideresa del PAN, Genoveva Huerta Villegas, luego de un periodo que se caracterizó por la tensión de las corrientes que ambos representan.

Se trata de la primera discusión que ambos polos protagonizaron en público, muy lejos del espacio conventual de la derecha doctrinaria y los recovecos encontrados por los pactos oscuros de la mala política, a espaldas de militantes y simpatizantes.

Los acercamientos entre el “muchacho pendenciero”, como bautizó el coordinador de la diputación panista en el Congreso local, Eduardo Alcántara, a Pablo Montiel, muy probable secretario de Gobernación de Rivera Pérez, habían avanzado notoriamente por lo menos a través de mensajes caracterizados por la cortesía política, pero de posiciones firmes.

Sin embargo, el acuerdo para encontrar una salida negociada al conflicto por la distribución de 125 posiciones, equivalente al 25 por ciento de espacios en la gestión de gobierno 2021-2024, es apenas una parte de una larga querella de más largo aliento, rumbo al 2024, el año de la sucesión en la Presidencia de la República y el Gobierno de Puebla.

La disputa por ese 25 por ciento de los cargos en el gobierno municipal, que entrará en funciones apenas en 11 días, el próximo 15 de octubre, no es ni por mucho la madre de todas las batallas.

Es apenas la primera aduana que deberán saldar de lo que será una larga telenovela de futuros acuerdos y desencuentros que los pondrá a prueba, frente a frente, para probarse mutuamente las capacidades como negociadores.

El episodio inmediato, apenas salvada la primera prueba del 25 por ciento de las posiciones en la gestión municipal, será la definición del perfil más adecuado para dirigir al Partido Acción Nacional rumbo a la campaña de 2024, el partido que significó por mucho el de mayor potencial electoral en la jornada del domingo 6 de junio, con casi 80 por ciento; 17 por ciento el PRI y un muy lejano 3 por ciento de lo que resta del Partido de la Revolución Democrática.

La numeraria de la elección más reciente no admite réplica por la sola razón que los números no son objeto de subjetividades. Acción Nacional es, por mucho, el partido que mayor potencial de competencia reúne frente a la maquinaria del enemigo a vencer, el Movimiento de Regeneración Nacional.

Uno de los escenarios más probable es el de integración de una planilla única que abone al equilibrio de fuerzas entre las distintas corrientes o grupos que convergen en esa militancia.

En la dirigencia nacional, en donde acaba de ser ratificado Marko Cortés, y en la coordinación de los diputados federales en San Lázaro, con Jorge Romero, ya comenzaron a valorar la construcción de un gran acuerdo que permita presentar una sola fórmula con Genoveva Huerta en la presidencia y Marcos Castro en la Secretaría General, aunque para llegar a ese escenario deberá prevalecer más la razón que la pasión.

 

@FerMaldonadoMX

Parabolica.mx por Fernando Maldonado