Los perdedores del pasado son los pepenadores de hoy. Así lo dicta la política en un país en el que el oportunismo es moneda de cambio, según dicta la coyuntura y circunstancia.

Ahí está el caso de uno de los integrantes de la corriente de los “Chuchos” en el Partido de la Revolución Democrática, Jesús Zambrano Grijalva, pero no es el único.

El otro es el de Gerardo Islas Maldonado, el personaje que ligó la dirigencia nacional de una entelequia llamada Fuerza X México que terminó por perder el registro, tras el fracaso del modelo político transexenal de Rafael Moreno Valle Rosas.

Uno y otro representan expresiones nítidas de las malas artes de la política en la escena nacional, porque carecen de soporte ideológico y congruencia partidaria.

Zambrano Grijalva, quien junto con Jesús Ortega Martínez inició el proceso de desmantelamiento del partido de izquierda que llegó ser el PRD, vino a la oficina del presidente municipal de la capital, Eduardo Rivera Pérez, para cobrar su cuota.

El panista Rivera Pérez justificó la visita del exintegrante de la Liga 23 de Septiembre como una cortesía política, que resulta improbable según usos y costumbres de la cúpula de lo que queda del PRD, habituada a sacar rentabilidad de cada paso.

En el otro extremo está Islas Maldonado, un profesional de la relación pública, pero desprovisto de talento como arquitecto de la franquicia electoral que perdió el registro luego de haber fracasado en la elección de junio pasado sin poder obtener el 3 por ciento del padrón electoral.

Este fin de semana hizo publicar una fotografía en la que aparece al lado de Mario Delgado Carrillo, el dirigente nacional del Morena.

Sin registro ni base social, anticipó que Fuerza X México iría aliado del Movimiento de Regeneración Nacional en cinco de las seis gubernaturas que estarán en juego en este 2022: Quintana Roo, Oaxaca, Aguascalientes, Hidalgo, Tamaulipas y Durango.

El presidente municipal de la capital, que aún cuenta con un bono democrático solvente, deberá calcular mejor las relaciones, alianzas y redes con las que cuenta.

Las fotografías que Zambrano utilizó para promoverse en redes sociales no sólo no suman a la causa administrativa y política de quien lidera el equipo de trabajo en la ciudad, sino al contrario.

Los números no admiten réplica: el PRD, en manos de los “Chuchos”, no es más que un cadáver político con un hedor que viene desde el tiempo cuando trazó el camino de las coaliciones con el PAN y PRI.

Islas Maldonado no es muy distinto respecto de lo que ocurre en el PRD. Fue uno más de los actores de una puesta en escena llena de pragmatismo en cuyo centro argumental estuvo alcanzar el poder por el poder mismo.

No hace mucho una exdiputada local de Morena confió la historia que refleja muy bien al nuevo “aliado” de Mario Delgado, cuando intentó entregar dos millones de pesos a las afueras del Congreso de Puebla, en la 5 Poniente, en el Centro Histórico.

Se trataba de la compensación que otros integrantes del Legislativo recibirían por descafeinar su desempeño en la Cámara de Diputados con una mayoría opositora a Martha Erika Alonso Hidalgo cuando se disponía a ejercer el gobierno que le entregó el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Islas Maldonado era diputado de la coalición gubernamental y como tal cumplía una instrucción recibida del cuartel general del difunto Moreno Valle.

A Zambrano Grijalva e Islas Maldonado les precede su mala fama, pero ya tienen un lugar como pepenadores del poder público. Eduardo Rivera y Mario Delgado lo sabrán.

 

@FerMaldonadoMX

Parabolica.mx escribe Fernando Maldonado