La cercanía que el senador Alejandro Armenta tuvo con el diputado local, Eduardo Castillo López, no hace sino confirmar que en breve deberá aplicar exámenes de control de confianza a quienes pretendan subir a su proyecto político, si no quiere pagar facturas mucho más costosas en detrimento de sus réditos políticos.

En los últimos meses, le ha abierto la puerta a voceros de huachicoleros, abogados de delincuentes procesados y hasta de Alejandro Santizo, exmando policiaco que comparte tiempo y penas con Eukid Castañón en el penal de Tepexi. Un conjunto de resentidos todos, damnificados de la 4T en Puebla.

Armenta Mier y su círculo cercano conocen por nombre, apellido y hasta apodo todo ese lumpen y a quienes han sido incapaces de decir “no gracias”, aún a riesgo de construir una percepción perniciosa sobre quién aspira a gobernar a Puebla.

Castillo López no sólo resultó promotor decidido de Marian N., quien en 2015 fue coordinadora de jóvenes, pero detenida el 20 de enero acusada de probables delitos de extorsión, portación de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército y contra la salud.

Tiene un largo historial personal y político que daría motivo para denuncias formales por expedientes inconfesables, como la violencia de género, tan en boca del pueblo mixteco del que es originario.

Es el mismo que tiene a toda la parentela en la génesis de su incursión en política: Antorcha Campesina, organización abiertamente enfrentada con Andrés Manuel López Obrador y Miguel Barbosa por el retiro de las prebendas multimillonarias de las que gozó hasta antes de la llegada al poder de la 4T.

La detención de Marian N. pudo haber sido una detonación mucho más explosiva en el cuarto de crisis del senador de la República, si no es por el hallazgo de Tadeo en el contenedor de basura del penal de San Miguel y sus secuelas, que monopolizaron la conversación en las últimas dos semanas.

Aunque hubo quien intentó desde otras trincheras a través de plumas afines vincular a Armenta Mier con Mariana N., quien en realidad fue el puente entre ella y el equipo del poblano, por el breve tiempo que se sumó, fue el diputado local Castillo López.

Si acaso, el error y el pecado de Armenta ha sido confiar en quien no debió por todo ese pasado que lo persigue, como ha sucedido con otros impresentables.

“Lalo Cuayuca”, como también se le conoce, es oriundo de ese municipio mixteco, es abogado y su origen político lo tuvo en la organización priísta Antorcha Campesina, en donde aún milita su familia entera.

Fue secretario particular del presidente de la Comisión de Hacienda cuando éste se desempeñó como director del Renapo, en Gobernación federal.

“Lalo Angelópolis”, como ahora también se le conoce por sus gustos y gastos de nuevo rico, la acercó en la coordinación de jóvenes en la campaña de Armenta a la diputación federal en 2015 y luego en la de senador.

El diputado local intentó, sin éxito, que la imputada formara parte del primer círculo del senador. Su empeño fue exactamente proporcional a la necesidad de tener a una infiltrada hasta que la aprehensión vino y luego la mini crisis que fue contenida.

 

@FerMaldonadoMX

Parabólica escribe Fernando Maldonado