El Puebla de la Franja se ha convertido en ese club que por más que le quites jugadores fundamentales, que por más que le vendas a las piezas clave, resurge, se reinventa, triunfa sobre quien sea y en la cancha que le dé la gana. Tal parece que con la plantilla que sea, este club no deja de creer.

Y es que ver a la Franja siempre ha sido un vicio, pero ver a este equipo es una gozada. Sabes que le plantará cara a cualquiera, que acortará las distancias salariales, que te hará sentir más orgulloso que nunca. Sí, ahí vamos nuevamente a hablar de la Franja, pero es que cómo no escribir de Nicolás Larcamón y sus muchachos luego de la exhibición en el Volcán. Le han pegado 2-0 a la segunda nómina más cara de la Liga MX, a esa que vale 52.60 millones de euros más que La Franja. Le han pasado por encima con autoridad, con la identidad Puebla que poco a poco se va fincando como una de época.

Apenas se ha cumplido un año de la llegada de Nicolás Larcamón y ya lo quiero más que a varios miembros de mi familia. Quiero que se quede para siempre, que sea ese Sir Alex Ferguson de la Liga MX, que mantenga a la Franja por lo alto, que siga confiando en los suyos, que dé oportunidad a los chavos y nos meta el laburo hasta por las orejas.

Imaginé perfecto la llamada que hubiera recibido tras el batacazo en Nuevo León: “Chango, no friegues, qué bien el Puebla. ¿De dónde salió ese Larcamón, eh? ¡Qué bruto, qué bueno es! ¿Con esto Puebla ya es tercero o cuarto, no? El lunes voy a burlarme de todos en la oficina”. Cada que terminaba un partido, mi padre me llamaba buscando un frontón para las mentadas de madre o para inflarse el pecho hablando de su Franja querida. Del último resultado que pudimos conversar fue el 4-4 ante Toluca en el Nemesio Diez, el 21 de marzo de 2021. “Impresionante, qué huevos”.

Estoy seguro que hoy estaría disfrutando esta identidad Puebla, misma que ha logrado rescatar a Maximiliano Aráujo, un chamaco talentoso, con un descaro sin igual pero que necesitaba creérsela. Desde el torneo anterior, Papu ya daba destellos de lo que venía y en apenas dos partidos del 2022, es un avión y se ha convertido en referente camotero. Además, ya sea por necesidad o porque realmente confía en ellos, Nicolás Larcamón poco a poco va integrando a jugadores de la cantera, algo que desde que tengo memoria jamás había sucedido. Ante Tigres inició Ivo Vázquez, y Ángel Robles lo hizo ante América. En el Volcán también vieron acción Diego Zago y Alberto Herrera.

Yo solo le pido una cosa a Larcamón y sus muchachos: no dejen de creer, no dejen de laburar en la identidad Puebla, que de este lado de la grada no dejaremos de alentar, de soñar, de ilusionarnos con un Puebla de época, con una Franja que, a pesar de ser la nómina más baja de la Liga MX, se carga al equipo que quiere, que da cátedra en cualquier cancha y contra el técnico que sea. Quiero seguir ‘recibiendo’ esas llamadas con ese tono alegre y orgulloso de la Franja que nos une. ¿Estamos, Club Puebla?

Por Alfredo González

@AlfredoGL15