Fernando Maximiliano de Habsburgo y Carlota de Bélgica protagonizaron un efímero imperio en México, auspiciados por un Napoleón III necesitado de oro para financiar su guerra en el viejo continente y que, según la historia, se extendió de 1861 a 1867.

En la conferencia de prensa de la mañana de este jueves, Miguel Barbosa revivió a la pareja imperial como una referencia histórica para sostener su diatriba contra un grupo de presión detrás de la Confederación Patronal de la República Mexicana, que sigue atrincherado en ese sindicato patronal, notoriamente confundido.

Es “la derecha de la derecha”, como la que aplaudió el imperio de Maximiliano y Carlota, impulsado en esa época por un “pequeño” Napoleón III y el Napoleón del Oeste (López de Santa Anna), según los catalogó en Noticias del Imperio (Edit. Diana 1987) el escritor Fernando del Paso.

La exposición pública del gobernador de Puebla bien podría ser considerada la más áspera que un mandatario haya tenido respecto de ese sector, al que despojó de su carácter empresarial porque su fuerte no es la generación de empleos, pero sí la defensa de sus intereses, definió.

Quienes se encuentras agazapados detrás de Coparmex y del Consejo Coordinador Empresarial, con quienes abiertamente ya rivalizó en noviembre de 2021, cuando desde una mesa anónima exigieron devolviera la Universidad de las Américas Puebla, adolecen de conocimiento profundo de la historia.

La fuente del conocimiento no ha sido lo suyo. Es esa la razón por la que sus mejores ideólogos y pensadores producen más propaganda barata y frases prefabricadas que conocimiento crítico.

Maximiliano terminó fusilado en Querétaro y Carlota murió en el Château de Bouchout, Bélgica, en 1927, y representaron en ese tiempo uno de los mayores desafíos para quienes en México se oponían al colonialismo europeo.

No existe una gran diferencia entre los impulsores del establecimiento del imperio de hace 160 años y lo que ahora sucede en donde operó el Sitio de Puebla con el Ejército de Oriente, en 1863.

Maximiliano, decía Del Paso, autor de la más ambiciosa y compleja novela histórica, escapaba cada vez que podía a Cuernavaca con una amante a “cazar mariposas”, mientras Carlota de Bélgica asumía la conducción del efímero imperio.

Era una doble vida que no dista mucho de lo que sucede en nuestros tiempos: los domingos atiborran las iglesias, se dan golpes de pecho, presumen fotos con sus familias y “orinan agua bendita”, pero se la pasan regateando el pago de impuestos, impiden que los trabajadores tomen asuetos por incapacidad por Covid-19, toman lo que pueden aunque no sea suyo y todo en el buen nombre de su estirpe y apellidos interminables.

Las dobleces discursivas que protagoniza de manera reiterada este conjunto de personajes en esos ámbitos están en todos planos.

De la vida privada a la pública, la ausencia de congruencia ha distinguido su conducta que hoy es todavía más notoria, porque fue llevada a una de las plataformas de mayor exposición y que desde marzo de 2019 ha puesto los temas en la agenda pública en el estado y el país por un gobernador que se curtió en los debates más duros frente a quienes han padecido notoriamente de recursos en la política y la retórica.

 

@FerMaldonadoMX

parabolica.mx escribe Fernando Maldonado