Don Felipe Hernández Antonio abordó su silla de ruedas y partió rumbo a la casilla que le correspondió, en el bachillerato Serafín Sosa, al que sólo se puede llegar luego de subir una larga escalinata. La dificultad para poder desplazarse por su propio pie no fue un impedimento para votar en la Consulta Popular del domingo, en Zacatlán.

Los funcionarios de casilla decidieron llevar papeleta, urna y mampara hasta la calle, al final de la escalera, que significó un impedimento para que este adulto mayor pudiera sufragar, como sucedió en otros puntos.

Esa es la imagen que caracterizó el desarrollo del proceso de referéndum del presidente de México, del que se estimó una participación de ente 12.5 y 17 por ciento de personas con registro en la lista nominal.

Este anciano celebró la puesta en marcha de la revocación de mandato y que todos pudieran participar para que “nuestro presidente siga o se retire”, expresó con notable temblor en la voz por la avanzada edad, pero consecuente con su convicción ciudadana.

Muy lejos, la honorabilidad del hombre sencillo en allá en la colonia La Ciénega, a bordo de su silla de ruedas. Sin descalificaciones ni ofensas se retiró.

Sin embargo, los detractores del tabasqueño dirán que se trató de una farsa y un fracaso. No sólo lo han hecho antes, sino durante y después del ejercicio. Los razonamientos y argumentos hace rato que los perdieron al calor de una lucha más visceral que inteligente.

La imagen del anciano aquel en Zacatlán es la respuesta a la cauda de majaderías que la oposición soltó durante toda la jornada del domingo.

En el colmo de la descalificación, un usuario de Instagram, pariente cercano de un connotado priísta que ahora dirige la estación local de una cadena de televisión nacional, espetó: “recuerda que hoy contamos cuántos pendejos tenemos en México. Las casillas ya están abiertas…”.

“Los pendejos”, como los definió este personaje de la política aldeana, superó con holgura el 7 por ciento que registró durante la primera consulta popular en la era de la Cuarta Transformación en 2021, cuando se preguntó si era necesario juzgar a los expresidentes de México, desde Carlos Salinas de Gortari en 1988, hasta Enrique Peña Nieto en 2012, pasando por Vicente Fox en el 2000 y Felipe Caderón en 2006.

Era indispensable que asistiera votar un total de 37 millones de personas, y es altamente probable que no rebasen los 15 millones de mujeres y hombres dispuestos a fortalecer este instrumento, indispensable para tener una democracia participativa, mucho más allá de las urnas cada tres y seis años.

Al filo de las 18:00 horas, la danza de las cifras era la constante. La empresa MassiveCaller tenía registro de porcentaje de participación de 12.50 por ciento; Consulta Mitofsky, 15 por ciento; y El Financiero de 17 por ciento.

De confirmarse esa participación, estaríamos ante la hipótesis de entre 13.8 y 15.7 millones de votos, lo que confirmaría la nula posibilidad de que el resultado fuera vinculante. Constituye, sin embargo, una jornada altamente satisfactoria por el resultado mismo de participación.

Por otro lado, la Consulta Popular del domingo permitió confirmar la existencia de dos países: el de los desposeídos que durante la jornada decidieron participar con su voto en la papeleta dispuesta por el Instituto Nacional Electoral. Don Felipe Hernández Antonio es un testimonio fiel de ello.

La otra parte de la historia, que también hay que contar, es la de las clases pudientes, ya caracterizadas en sus majaderías, prejuicios y clasismo.

 

@FerMaldonadoMX

Parabolica.mx escribe Fernando Maldonado