El sábado 21 que fue detenido por agentes de investigación de las fiscalías de la Ciudad de México y de Puebla, Nigromante, el del penal, vestía pantalón de mezclilla y una camiseta de manga corta tipo polo en color rosa.

A bordo del vehículo de los agentes ministeriales se vio desconcertado por completo, esposado por la espalda y sin saber en dónde posar la mirada, con el pelo completamente en desorden.

Las ideas parecían fluir a la velocidad de los hechos que lo habían envuelto desde que a las 17:37 horas publicó el último tuit sobre la ejecución de la activista Cecilia Monzón, esa mañana en San Pedro Cholula, con la intención de distraer la muy anticipada detención.

No estaba en el horizonte siquiera que terminaría en el Módulo D del centro penitenciario de mediana seguridad en Tepexi de Rodríguez.

Ese habitáculo en el que también estuvo otro imputado de manejo de recursos de procedencia ilícita, Eukid N., el brazo ejecutor del morenovallismo, el grupo político que le había perdonado la orden de aprehensión por el primer delito que se le imputó, desde que en 2015 exigió al diputado priísta, Jorge Estefan Chidiac, los 10 millones de pesos a cambio de su silencio.

En ese mismo módulo duerme el exmando policiaco que fue destituido por Luis Banck por un conjunto de excesos y que luego fue contratado por los Mier en Tecamachalco, en donde fue acusado de ultimar a tres agentes ministeriales.

Cosas del destino, o lo que fuese: Alejandro N., el exmando detenido por ese crimen y el Nigromante están unidos por la afinidad de grupo, y ahora por el módulo en donde duermen, en el penal de Tepexi.

Es el sitio al que van a parar los imputados y que han tenido cierta relevancia: exmandos policiacos, exservidores públicos o exfuncionarios que por su encargo o tropelías podrían sufrir algún tipo de vendetta.

Ahí fue regresado después de que en el delirio de la magnificencia que le dio el periódico que digirió, junto a la sociedad con quien cada vez se advierte más lejano, Ignacio Mier Velazco asumió que podría salir en libertad la misma tarde de este lunes.

Había aún esperanza antes de la audiencia que sería celebrada por la mañana, pues “un abogado de altísimos honorarios que, para su caso, vino específicamente de la Ciudad de México, había prometido a su familia sacarlo hoy, pero ya quedó vinculado a proceso”.

Nada de eso sucedió. El Nigromante de Tepexi enfrenta dos imputaciones formales, por el de extorsión –que le formuló el legislador priísta- y la de manejo de recursos de procedencia ilícita.

Pendiente está aún la acusación que en la Fiscalía General de la República interpuso quien durante años fue injuriado, estigmatizado y ofendido, el senador Alejandro Armenta Mier.

Ya desde el día en que fue ingresado al penal de San Andrés Cholula, había sido apartado de la población general. Estuvo en un cuarto, aislado, hasta que el martes 24 se llevó a cabo su primera audiencia de imputación que se extendió hasta cuatro horas. Desde entonces, nada parecía sugerir que las cosas serían fáciles, salvo para quien vive la etapa inicial del duelo: la negación.

 

@FerMaldonadoMX