El Puebla de la Franja acumula doce partidos sin ganar, lapso en el cual ha empatado diez juegos y ha perdido dos, el último de ellos el sábado anterior ante las Chivas Rayadas del Guadalajara donde sufrió la baja de Gustavo Ferrareis por una fractura en el peroné y luxación de tibia con ruptura de ligamento del tobillo izquierdo, el futbolista brasileño ya fue intervenido quirúrgicamente por el Doctor Gómez Carlín y su tiempo de recuperación es de cuatro meses aunque sujeto a evolución. Más allá de la lamentable lesión de un jugador que ya se había consolidado en la escuadra camotera el tema de las bajas no debe ser usado como pretexto para explicar la mala racha porque es la segunda vez en este año que el equipo de Larcamón cae en una seguidilla de malos resultados ya que cabe recordar que en el Clausura 2022 sólo ganó un juego de los últimos ocho sumando cinco descalabros que lo sacaron de línea de calificación directa, de hecho, si tomamos en cuenta esos ocho juegos y los catorce del actual certamen el Puebla sólo ha ganado tres juegos de los últimos veintidós de la fase regular.

Aquí vamos a buscar las razones futbolísticas para esos números de un equipo que en cuanto a sensaciones sigue ofreciendo aspectos positivos pero que no termina de aprovecharlos para mejorar su situación en la tabla donde ahora se mantiene dentro de las posiciones de repechaje ya que ocupa el décimo primer lugar, pero con la presión del hermano Mazatlán, de Cruz Azul, de Tijuana (aunque se ha caído), de Pumas y hasta de Juárez. La principal razón es la falta de oficio para una escuadra que no ha aprendido de los errores del torneo pasado. Durante la mala racha del cierre del anterior torneo la táctica fija se convirtió en un  dolor de cabeza que no ha podido ser solucionado y que ha significado perder muchos puntos como sucedió el miércoles pasado ante Pachuca, pero la falta de oficio se ha dejado ver también en el manejo de los últimos minutos: Con 2-0 y a falta de doce minutos en el juego ante los Tuzos, Jordi Cortizo perdió un balón por querer salir jugando en medio de una gran presión hidalguense en lugar de mandar el balón hacia el frente, el resultado fue el robo de balón que desembocó en la jugada de pared que dejó a Ibáñez ante Antony Silva para poner el 2-1 y preparar la escena para el drama de la pelota parada que significó el empate https://www.youtube.com/watch?v=C6oUWlJSkGY.

Debemos reconocer que la baja de Ferrareis apenas al minuto siete fue muy dura por la forma en la que se dio y porque el equipo ya había visto otra parecida con la de Aristeguieta al principio del torneo; pero en ese primer lapso el Puebla tuvo ocasiones para adelantarse en el marcador, mismas que no aprovechó, es decir, pese a las circunstancias y al golpe anímico el equipo poblano supo competir, aunque en el cierre las Chivas fueron peligrosas y también estuvieron cerca del gol pero una gran jugada de Diego de Buen en la raya evitó el gol de Alexis Vega; incluso en el segundo tiempo cuando las ideas escasearon el cuadro de la Franja seguía en el juego ya había logrado frenar los embates tapatíos, a diferencia de otros partidos Antony Silva no había tenido tanto trabajo y se sentía en el ambiente la posibilidad de un nuevo empate, pero así como cuando se ha puesto en ventaja y no ha sabido cerrar los juegos, el Puebla volvió a mostrar su falta de oficio: Minuto 81, con el 0-0, uno de tus centrales se adelanta para armar una acción ofensiva, pero se entrega en la jugada, cae y le roban el balón, de Buen se queda en el piso y ese espacio es el que aprovecha Chivas para lanzar a Alexis Vega quien ya le había ganado la espalda al juvenil Emilio Martínez, el otro central experimentado, Gastón Silva se entrega muy fácil al ser tibio en la marca y permite que el buen jugador tapatío se plante ante Silva para fusilarlo con un recurso que evita la llegada de otros poblanos que iban tarde por las mismas características de la acción. En un partido controlado, el Puebla solito le abrió las puertas a las Chivas para encontrar la victoria https://www.youtube.com/watch?v=L0c9hakqPM4.

Hasta aquí en nada tienen que ver las lesiones: El Puebla sólo ha ganado dos juegos de catorce disputados por la falta de oficio de sus jugadores, por cierta incapacidad para leer los partidos, porque el cuerpo técnico ha carecido de la autocrítica para reconocer las fallas y trabajar en ellas para corregirlas y porque los futbolistas se han equivocado en las decisiones: Arriesgar el balón en su propio territorio ante un equipo que presiona alto, un recorte de más a la ofensiva que permite la reacción defensiva, un segundo antes para soltar el balón y dejar al compañero solo o permitirse una aventura a la ofensiva con el juego cero a cero y en la recta final del partido. Las decisiones no han sido las adecuadas por parte de futbolistas de todo tipo: Diego de Buen, Jordi Cortizo, Maxi Araújo, Iván Moreno, en los últimos juegos, pero tampoco ha existido una voz en el cuerpo técnico que ayude a detectar estos “detalles” como les ha llamado Larcamón. El problema es que esos “detalles”, al no solucionarse se han multiplicado y han generado otros problemas como la desesperación de futbolistas y del cuerpo técnico.

Nicolás Larcamón no encuentra soluciones y además al tratar de “defender una idea” no ha entendido que hoy su equipo requiere de decisiones que se salgan de la dinámica que llegó a implantar: Es cierto que Larcamón acostumbra sacar a los jugadores amonestados (a sólo que se llamen Israel Reyes), pero ahora sí con una plantilla tan corta por las lesiones o porque algunos no han recuperado la confianza tras salir de una larga convalecencia como Daniel Aguilar no puedes seguir manejando de la misma manera, el sábado al sacar a Mancuello y Maia que habían jugado varios minutos con amarillas debilitó al equipo, la idea de que Cortizo no acabe los partidos cuando es el jugador en mejor nivel de la plantilla tampoco es justificable en estos momentos y además el timonel argentino no ha aprendido que cada que hace tres cambios de un jalón el equipo lo resiente y eso le ha pasado desde su primer torneo en Puebla.

Los factores se van sumando: No se corrige la táctica fija en contra, falta oficio en los jugadores para cerrar los juegos y en el cuerpo técnico nadie ha llamado la atención en temas que son de rutina, no hay autocrítica para aprender las pequeñas lecciones de cada juego y ante la desesperación se multiplican los errores personales incluso de baluartes ya que en el juego contra el Atlas falló Israel Reyes, una mala decisión de Cortizo significó el gol que recortó distancias para el Pachuca y el sábado se equivocó de Buen. Todo esto es la punta del iceberg que tiene a la Franja a las puertas de salir de zona de recalificación, así como otro que choca con la declaración de principio de esta campaña cuando Larcamón aseguró que esta era la segunda mejor plantilla que había dirigido desde su llegada a México, la ola de lesiones ha dejado al Puebla al descubierto y los cambios desnudan que ya no hay más de donde jalar, al final esto se trata de calidad y unas jugadas sirven para ejemplificarlo, Nicolás Ibáñez entró solo en una jugada de táctica fija y terminó en gol, Lucas Maia y Diego de Buen tuvieron jugadas de táctica fija en al que entraron como Pedro por su casa, pero sus remates no terminaron en las redes contrarias.

Todo esto es la punta del iceberg pero ya es tiempo de reconocer que los refuerzos, salvo Iván Moreno que ha jugado mejor de lo que el público reconoce, no fueron de impacto positivo: Gastón Silva ha fallado en la marca en goles en contra, ha dado dos pases para gol que le han valido un gran reconocimiento cuando llegó a cubrir un lugar que con profesionalismo y prestancia había ocupado Juan Pablo Segovia pero el uruguayo se ha quedado muy lejos de lo que su trayectoria hacía suponer, Luis Arcadio García ni con las lesiones ha podido ganarse un lugar lo que habla de que está muy lejos del nivel de exigencia, Pablo González llegó tarde pero su regreso ya sonaba extraño porque está lejos de ser un jugador dinámico en mediocampo como pide Larcamón, de hecho, su salida del Puebla ocurrió en la campaña que llegó el timonel argentino y Altidore fue un recurso de emergencia que ha anotado dos goles y que un sector del público pide con más regularidad, pero la realidad es que el estadounidense no es la respuesta a los problemas del Puebla.

La salida del vilipendiado capitán Javier Salas no ha sido cubierta y es en cerrar los juegos y en el oficio donde se extraña. Salas hacía un trabajo sucio que ahora no hay quien pueda realizar, tal vez porque la lesión de Gularte evitó que Israel Reyes jugara más tiempo en esa posición, sumado a que ni Aguilar, Herrera, Zago y ahora González han convencido a Larcamón, pero la realidad es que en partidos como el del miércoles ante Pachuca o el sábado frente a Chivas la falta de Salas se ha hecho sentir. De tal forma que da la impresión de que la planeación falló, pero eso nos lleva a otros aspectos que también han dejado de funcionar: Hay lesiones que son parte del juego como las de Ferrareis y Aristeguieta, pero las musculares deberían analizarse en el sentido de que tal vez la planeación de las cargas no fueron las adecuadas ante un  torneo tan demandante en lo físico por la cercanía de los partidos, el hecho de que Cortizo no acabe los juegos es otro aspecto llamativo para debatirse y, aunado a esto, el Puebla como institución no ha sido transparente para explicar la situación de jugadores lesionados como Emanuel Gularte (no juega desde la fecha cinco), o de Pablo Parra quien no ha regresado a las convocatorias, todo esto contribuye a un clima de inestabilidad que hacía mucho tiempo no se vivía en el Puebla.

A falta de tres partidos el Puebla sigue dependiendo de sí mismo porque de ganar los tres en casa estaría de regreso en el repechaje pero para ganarlos necesita regresar a las bases, primero requiere de autocrítica de Nicolás Larcamón, requiere de un mayor oficio de los jugadores, requiere de un trabajo de psicología deportiva para hacer frente a la presión, requiere que sus hombres de experiencia entiendan la situación y no se permitan más distracciones o “detalles”, requiere mejorar en la táctica fija, requiere incluso que el técnico entienda que se puede defender una idea haciendo uso de otros recursos que tiene a la mano y que pueden sacarlo de la mala racha. Los problemas del Puebla no se resuelven con Altidore en la cancha, algunos de los problemas del equipo se pueden solucionar con una mayor autocrítica del cuerpo técnico y de los jugadores, las lesiones son un factor para calificar este torneo, pero no deben alejarnos del análisis porque muchos problemas ya se daban con los jugadores que ahora se echan de menos; el factor común es la falta de oficio y eso todavía se puede corregir.

@abascal2