La visita a Puebla de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, este fin de semana, pareciera confirmar una cosa: La física y doctora en Ingeniería Energética es ya la candidata de Morena a la Presidencia de la República. Su encuentro con casi 20 mil simpatizantes es el espaldarazo para que ella sea la abanderada del partido del presidente López Obrador y, por ende, su sucesora.

¿Así de simple y así de claro?

Yo creo que hay que hacer algunos comentarios al respecto.

La cargada a favor de la Sheinbaum es evidente por parte del gobierno federal. De las mentadas “corcholatas” destapadas por el presidente, al menos en los últimos tres o cuatro meses, la gobernante de la Ciudad de México es quien ha tenido más proyección, apoyo y eventos en todo el país. No cabe duda que es la favorita de López Obrador.

Y aunque muchos pudieran decir que “falta ver lo que dice la militancia”, todo sabemos que en Morena se hará lo que diga el presidente, de una u otra manera, con encuestas oficiales o con clara preferencia por parte del huésped de Palacio Nacional. Quiero ver a personajes relevantes de Morena llevarle las contras al presidente.

Pero una cosa es lo que muchos desean y otra cosa es lo que ocurre. Y es que también falta ver qué pasará con los otros aspirantes y aliados a la candidatura presidencial. Las otras “corcholatas”.

El secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, solo fue subido al tren de los tapados para “jalar marca” y al final declinará abiertamente por Claudia Sheinbaum. Todo se lo debe al presidente y a él obedecerá en todo momento. El caso de Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal es diferente.

Ebrard ya se ha sacrificado por el proyecto de López Obrador y con toda justicia reclamaría en esta ocasión para él la candidatura presidencial. Habrá que esperar su reacción y decisión si no es el candidato una vez más.

¿Aceptaría una candidatura de MC-PVEM y hasta el PRI-PRD? ¿Ganaría Claudia en ese escenario, contra una mega-alianza con mega-candidato? Habría que medirlo, desde luego. Y a eso nos dedicamos en el BEAP.

El caso de Ricardo Monreal es menos dañino. Prácticamente ya ha anunciado que está rompiendo con el presidente. Si llega a buscar una candidatura presidencial por otro partido, pierde irremediablemente. Monreal jugará del lado de un gran frente opositor y él quizás luche por el gobierno de la Ciudad de México.

En la oposición no hay un liderazgo nacional que pueda ganar a Sheinbaum-Morena-AMLO. Ya lo hemos dicho: Si hoy fueran las elecciones presidenciales, Morena, aliados y su candidata ganarían sin problema la Presidencia de la República. Aunque SIEMPRE reitero: Hoy NO son las elecciones.

Falta un año 8 meses. Falta ver lo que harán las otras “corcholatas”. Cómo será el comportamiento de la economía nacional. Falta ver quién será el abanderado (a) de la oposición. Construyamos escenarios, sí. Pero entendamos que jamás son inalterables.

 

Al Pie de la Letra

Rodolfo Rivera Pacheco