En mala hora, la firma automotriz de presencia global Volkswagen regresó como patrocinador del equipo de primera división de Puebla, luego de haberse ausentado durante una década debido a los escándalos y vulgares pleitos de barandilla que protagonizaron, por la propiedad del equipo, los empresarios Ricardo Henaine, Francisco Bernat y Carlos López Chargoy.

Aunque en aquel 2013 se dijo que la razón por la que los jugadores del equipo de los poblanos habían saltado a la cancha con un bochornoso parche de cinta para evitar que fuera visible el emblemático VW en la parte frontal del jersey por falta de un acuerdo con los propietarios de aquella época, en el imaginario pesaba como loza el pleito empresarial, cuyo fondo fue siempre el dinero, la utilidad y una buena dosis de egos.

Como en una secuencia fílmica de la obra de Mario Puzo (1920-1999), dos eventos corrieron en sintonía el pasado 9 de enero, en el arranque del torneo de este 2023. El feliz momento de retorno a la firma alemana para acompañar al equipo de casa y la aprehensión de un siniestro personaje a quien una comunidad de padres de familia confió a sus hijos, y a quien el propio equipo abrió la puerta franca.

Mientras que el 9 de enero el equipo, cuyo uniforme son los característicos azul y blanco, saltó a la cancha con el histórico patrocinio ante Tuzos de Pachuca, una historia de horror y vergüenza corría en paralelo: las acusaciones penales en contra de Xavier Alexander, a quien la Fiscalía General de Puebla investiga en su condición de depredador sexual, en su papel de reclutador de talentos infantiles para la Sub-14 del Puebla, un rasgo innegable de que la evidencia está ahí sin que nadie de la directiva haya podido deslindarse tajante.

La historia tomó por sorpresa a los directivos de la organización, pues la conducta inmediata fue la negación y luego la mentira. De a poco, conforme avanzan las indagatorias, asoman datos que desnudan una postura errática, tendenciosa e inútil, ya que en un momento particular, desde que se evidenció la trama que por, lo pronto, tiene a cuatro víctimas probables de Xavier Alexander en tratamiento psicológico, se dijo que había sido la directiva quien dio cuenta de esa conducta a las autoridades investigadoras.

En realidad trataba de deslindarse de un problema de mayores dimensiones que coloca en un ángulo de riesgo los patrocinios con los que cuenta el equipo, entre ellos el más destacado y esperado: Volkswagen de México. Fue el propio fiscal General, Gilberto Higuera Bernal, el que compartió un dato que no puede ser soslayado: fue la madre de una probable víctima quien denunció, no la directiva.

Eso lo saben e intuyen dos radicales instalados en la directiva del equipo que han descalificado el trabajo de investigación periodística de este episodio, que salió de las canchas y el ámbito deportivo para alimentar la nota roja: Juan Manuel Vega Francis, director de Fuerzas Básicas del equipo, y el primero en intentar explicar la razón por la que el imputado de abuso sexual y violación equiparada aparece entre directivos y padres de familia como tutor o miembro de la estructura del equipo.

El otro es el vicepresidente de Negocios del Club Puebla, Rogelio Roa Guzmán, sobre quien deberá pesar el éxodo de patrocinadores si las indagatorias de la Fiscalía General del Estado alcanzan a la estructura ejecutiva como una entidad que consintió, o fue omisa, ante un depredador de menores en casa propia.

La semana previa no habían sido llamados a declarar quienes forman parte del staff a quienes, de manera inexplicable, se les coló un sujeto acusado de la violación de cuatro de los 18 niños que llegó a tener en la residencia que alquiló en el fraccionamiento Cruz del Sur. La razón por la que nadie ha ido a declarar es elemental: la autoridad investigadora acopia mayores pruebas para contrastar evidencias y robustecer el expediente para el juez de Control.

 

Parabólica.mx

Fernando Maldonado