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Tras posicionarse como garante de la paz interior en Rusia, al asegurar que evitó un baño de sangre, Vladimir Putin realizó su primera declaración pública desde la breve rebelión de Wagner.

“Desde el comienzo de los acontecimientos se tomaron medidas siguiendo mis instrucciones directas para evitar un gran derramamiento de sangre”, indicó Putin durante un discurso televisado, al señalar que Occidente y Ucrania, querían “un resultado fratricida”.

Putin añadió que los combatientes de Wagner deben unirse al Ejército o irse a Bielorrusia.

“Tienen la posibilidad de continuar sirviendo a Rusia con un contrato con el Ministerio de Defensa u otros organismos encargados de hacer cumplir la ley o regresar con su familia y seres queridos (…) Quien quiera puede ir a Bielorrusia”, dijo Putin.

Después de su discurso, el mandatario ruso se reunió con sus principales funcionarios de seguridad, anunció el Kremlin.

El presidente ruso también agradeció a los habitantes por su “resiliencia”, su “unidad” y su “patriotismo”, y dijo que “esta solidaridad ciudadana mostró que todo chantaje (…) está llamado al fracaso”.

Además, acusó de nuevo al jefe de Wagner, sin nombrarlo, de haber “traicionado a su país y a su pueblo” y de “mentir” a sus hombres.

APOYO INTERNACIONAL

Según el Kremlin, también se reunió con el presidente iraní, Ebrahim Raisi, y el emir de Catar, el jeque Tamim bin Hamad Al-Thani, quienes mostraron su “apoyo” al líder ruso después de la rebelión armada.

El ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, que desapareció durante la rebelión del jefe de Wagner, principal objeto de sus críticas, reapareció también en un video pasando revista a las fuerzas rusas en Ucrania.

El ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, dijo el lunes que el grupo paramilitar ruso Wagner continuará sus operaciones en Malí y en República Centroafricana (RCA) pese a la rebelión abortada.

Mientras tanto, Brasil espera “una vuelta a la normalidad”, ya que “a nadie le interesa una Rusia debilitada”, aseguró ayer a la prensa, el asesor en política exterior de Lula, Celso Amorim, al margen de una visita del presidente argentino, Alberto Fernández, en Brasilia.

El que fuera canciller de Brasil durante los primeros dos mandatos del presidente izquierdista, hizo estas declaraciones tras el levantamiento este fin de semana del grupo Wagner.

Brasil se ha negado a armar a Ucrania y a aprobar sanciones contra el gobierno de Putin como piden las potencias occidentales.

En cambio, Lula propuso un “grupo de paz” para la guerra y en los últimos meses envió a Amorim a Kiev y a Moscú, donde se reunió con Putin.

Frase:

“Desde el comienzo de los acontecimientos, se tomaron medidas siguiendo mis instrucciones directas para evitar un gran derramamiento de sangre”

VLADIMIR PUTIN

Presidente de Rusia

Wagner niega toma del poder en Rusia

Yevgueni Prigozhin, jefe del grupo paramilitar Wagner, negó ayer en un mensaje de audio que quisiera tomar el poder en Rusia y justificó su rebelión abortada porque quería salvar su organización y poner en evidencia los “graves problemas de seguridad” en el país.

Las autoridades rusas hicieron todo lo posible para dar una imagen de normalidad a pesar del duro golpe que el intento de rebelión supone para la imagen del presidente Vladimir Putin, en plena contraofensiva en Ucrania.

La rebelión de Prigozhin, un multimillonario otrora aliado de Putin, duró 24 horas y terminó el sábado.

En su primer mensaje de audio publicado desde que pusiera fin a su rebelión, Prigozhin no reveló su paradero.

Según un acuerdo alcanzado el sábado con el Kremlin con mediación del presidente bielorruso Alexander Lukashenko, Yevgueni debería exiliarse a Bielorrusia.

“El objetivo de la marcha era no permitir la destrucción del grupo Wagner y responsabilizar a aquellos que con sus acciones poco profesionales cometieron un número considerable de errores durante la operación militar especial” en Ucrania, indicó en el mensaje de 11 minutos.

Según él, la marcha de sus hombres hacia Moscú “ha evidenciado graves problemas de seguridad en el país”. También insistió en que no quería “derrocar el poder” y que tenía el apoyo de los civiles.

“No tuvimos nada que ver” con la fallida rebelión este fin de semana, afirmó ayer el presidente estadounidense Joe Biden. “Coincidimos en que teníamos que asegurarnos de no dar a Putin ninguna excusa (…) para culpar de ello a Occidente y a la OTAN“, declaró a periodistas. “Era un problema dentro del sistema ruso”, añadió.

CON INFORMACIÓN DE AFP