Primero su breviario cultural. Demoscopia (sin acento en la “i”) significa observar (visión) lo público, el pueblo. Y en las últimas décadas se ha venido popularizando el término (valga la expresión), para señalar el trabajo de analizar a la sociedad a través de sondeos o encuestas de opinión. Hay toda una teoría científica al respecto (Teoría del Muestreo, parte de la Probabilidad y Estadística) en el que hoy se sustenta ese trabajo (de quienes lo realizan en forma profesional y científica).

Ahora vayamos un poco a los manuales de Lógica (la ciencia de la razón, para alcanzar pensamientos correctos y verdaderos, según el viejo Aristóteles). La verdad es la adecuación de la inteligencia a la realidad (y NO al revés). Pero no siempre la captamos inmediatamente (la realidad). Por eso, hay actitudes subjetivas (del sujeto) frente a la verdad-realidad: Ignorancia, Opinión, Duda, Error y Certeza. La ignorancia es la ausencia de conocimiento, cuando no sé de un tema pues. La opinión es emitir un juicio pero con temor a equivocarme. La duda es cuando no estoy seguro (oscilación entre la afirmación y negación) de que tengo el conocimiento o verdad. Y la certeza es cuando estoy seguro de que poseo la verdad (realidad).

Volvamos a la Ignorancia. Es la ausencia de conocimiento. Pero hay culpable y no culpable. La no culpable es cuando yo no sé de algún tema, que no es mi obligación saber. La culpable es cuando no sé de algo que debería saber.

Por supuesto, hay mucha ignorancia (no culpable) sobre el quehacer científico demoscópico. Y lo entendemos. La gente que no se dedica a realizar estudios de opinión en forma profesional, desconoce la mayoría de fundamentos de ésta área. Y aquí hay dos problemas qué abordar:

Qué bueno que se han difundido tanto las encuestas actualmente y qué bueno que los partidos ya las utilicen formalmente como herramienta de trabajo para seleccionar a sus candidatos o ver su posibilidades de éxito o fracaso en los procesos electorales.

Pero al mismo tiempo… se han difundido tanto, que ahora ya todo mundo es experto en analizar metodologías y rechaza resultados y critica tendencias pre-electorales, publicadas por empresas encuestadoras. Sobre todo… columnistas y “periodistas” (que ahora son miles en redes sociales).

Bueno. Basta de discusiones epistemológicas. Escribo todo esto porque, por enésima vez, las encuestas están en el centro del debate en Puebla y en todo el país. Morena ha definido su método para saber quién es su mejor candidato a Gobernador. Y medio mundo califica y descalifica el trabajo de los que nos dedicamos a esto en forma profesional. Pero la gran mayoría opina sin saber (ignorancia no culpable), simplemente porque su favorito (de los 7 finalistas de Morena) no es el que más menciona la gente en los estudios demoscópicos serios (cara a cara, en puntos domiciliarios y usando como unidad de muestreo las secciones electorales).

Desgraciadamente para muchos de ellos, las encuestas serias preguntarán lo que opina la gente sobre el tema, tabularán esas respuestas y sacarán unos porcentajes para cada aspirante “medido”. Y expondrán los resultados REALES. Y desde luego habrá enojados o desilusionados, pues su favorito no fue el que más menciones tuvo de la gente (encuestada en base a un método científico). Y por supuesto habrá descalificaciones para las empresas que hayamos dicho un resultado que no les guste. Ni modo. Así es desde hace 25 años, en el caso del BEAP. Ya hasta nos acostumbramos. Aunque cada año se suman más “expertos”.

Pero bueno. Queríamos Democracia medible ¿no?

X: @rodolforiverap

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