De acuerdo con cifras del INEGI, en 2022 a nivel nacional, 56.5 por ciento de los adolescentes en el Sistema Integral de Justicia Penal para Adolescentes (SIJPA) cumplía una medida de sanción en externación y 30.2 por ciento en internamiento. Resulta que el mismo estudio, reveló que, a lo largo y ancho del territorio nacional, cerca de 3 mil 413 adolescentes se encontraban acusados de algún delito. Y hay que señalar que no todas las infracciones o crímenes cometidos por menores se denuncian. Es decir, seguramente a estos números les falta un importante redondeo.

¿A dónde voy? A la urgencia de reformar la ley. Hoy el crimen organizado, la falta de valores en casa y la fastidiosa obsesión de lo políticamente correcto, ha llevado a esta sociedad nuestra a observar los peores abusos, vejaciones, crímenes y delitos, cometidos por menores de edad.

Si lo duda, sólo hay que recordar a los “halconcitos” del lamentablemente famoso triángulo rojo, niños de entre 8 y 15 años que se encargan de “vigilar” para los huachicoleros, que, también téngalo presente, no sólo se dedican a la venta de hidrocarburo ilegal. Si no es suficiente, están los hermanos que casi matan a golpes a un joven en la zona de antros de Angelópolis, a quien con una botella le fracturaron el cráneo. ¿El resultado? Protegidos por sus “papitos” y la ley, gozan de cabal libertad.

A esto se suma el caso de zoofilia, también cometido por un menor de edad. Y si no es suficiente, hay otra lista de hechos que, si bien no se mediatizaron, ocurrieron y duermen el sueño de los justos.

¿Es responsabilidad de los padres o de los menores? Sin duda, el medio ambiente y educación en que se desarrollan niñas y niños marca su vida, temprana y adulta, pero en cierto punto, también toman conciencia de sus actos.

No se puede seguir volteando hacia otro lado, o sancionan a los menores, o sancionan a los padres, pero los graves delitos que cometen y que, hay que decirlo, van en incremento en número y perversidad, obedece precisamente a la falta de castigo. Sin consecuencias, es impensable encontrar soluciones.

Por eso, reitero, es urgente una reforma legal, que se les sancione de acuerdo con el grado del delito que cometen y, de paso, también que se sanciones a los padres con igual o mayor intensidad, son ellos los responsables de la formación de estos hijos que lanzan al mundo, a la sociedad, sin reglas, sin ley, sin valores y sin temor, porque en casa todo les es dado y permitido.

Por JESICA BALTAZARES

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