En Puebla, promueven una reforma para considerar como violencia digital la coacción directa o indirecta para obtener y vigilar la geolocalización de una mujer, debido a que se trata de una forma de control en parejas que viven exabruptos.

Se trata de una propuesta de la diputada Karla Rodríguez Palacios del Partido Acción Nacional (PAN) a la Ley para el Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Estado de Puebla.

“También se considerará como violencia digital, la coacción directa o indirecta para obtener y vigilar la geolocalización de una mujer”, dicta la iniciativa de reforma.

La violencia digital son los actos de acoso, hostigamiento, amenazas, intimidación, exhibición, insultos, vulneración de datos o mensajes de odio a través de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs). Lo anterior atenta contra la integridad, la intimidad, la libertad, la vida privada de las mujeres, pero además transgrede sus derechos humanos.

La violencia digital también se puede ejercer a través de plataformas de internet, redes sociales, aplicaciones, servicios de mensajería instantánea, correo electrónico o cualquier otro espacio digital.

Este tipo de arrebato es común en las relaciones de pareja donde se dan conductas de abuso que generalmente incluyen otros tipos de maltratos, como el psicológico, físico, sexual, económico o patrimonial.

Por ello, la geolocalización se ha vuelto una herramienta para controlar las actividades de las parejas, pues aplicaciones como WhatsApp tienen la función de compartir la ubicación en tiempo real hasta por ocho horas.

“Con la existencia de nuevas tecnologías de la información y la comunicación, estas manifestaciones de violencia se llegan a expandir, al grado de querer poseer o dominar, en todo el tiempo las acciones que desarrollan las mujeres en su día a día, por lo que los agresores buscan la forma de controlar lo que hacen, a dónde van y con quien están”, señala la propuesta de la legisladora.

MONITOREO DAÑINO

La diputada Rodríguez Palacios señaló en su iniciativa que a través de la geolocalización se puede vigilar la localización de una persona, pues es una herramienta tecnológica desarrollada para conocer la ubicación real de ciertos objetos como celulares.

En México, del 50.5 millones de mujeres, mayores de 15 años, el 70.1 % han experimentado al menos un incidente de violencia psicológica, económica, patrimonial, física, sexual o discriminación.

Por su parte el Instituto Nacional de Estadística y Geografía reveló que la violencia psicológica tiene mayor prevalencia con un 51.6 %, seguida de la violencia sexual con el 49.7 %, la violencia física con 34.7 % y la violencia económica, patrimonial y/o discriminación con el 27.4 %.

Puebla se ubica en el cuarto lugar en entidades donde las mujeres han experimentado mayor violencia a lo largo de sus vidas, con un 70.8%. El primer lugar es el Estado de México con un 78.7%, le siguen Ciudad de México con el 76.2 % y Querétaro con el 75.2 %.

El Inegi llevó a cabo un estudio para saber las entidades federativas con mayor prevalencia de violencia contra las mujeres de 15 años y más en su relación de pareja actual o la última.

Puebla se posicionó en el cuarto lugar, con 43.9%, en primer lugar, está Guerrero con 47.6 %, Hidalgo con 45.6 % y Yucatán con 45.1 %. Mientras que Baja California Sur con un 31.8 %, Chiapas con 28.1 % y Baja California con 27.9 % son las entidades con menor prevalencia de agresiones.

El exabrupto en el noviazgo también está considerado por la Ley para el Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

Se trata de todo acto intencional dirigido a dominar, someter, controlar o agredir de manera física, psicológica o sexual. La sufren mujeres adolescentes o adultas con quien se tiene una relación de hecho, afectiva, de romance, enamoramiento o noviazgo, con el objeto de ejercer presión, manipulación o maltrato.

En la crueldad en el noviazgo también se cometen actos para controlar, restringir y vigilar a las parejas con la intención de aislarlas socialmente, desvalorizarlas, denigrarlas, humillarlas, o hacerlas sentir mal consigo mismas, además, se busca destruir la confianza en sí mismas o en la pareja.

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