Día del Amor y la Amistad /Ilustración Jósel Moctezuma
Día del Amor y la Amistad /Ilustración Jósel Moctezuma

Las florerías viven este 14 de febrero un día especial para celebrar el Día del Amor y la Amistad. Los trabajadores no durmieron preparando arreglos florales, ramos de flores, tazas, chocolates, música, globos y peluches.

Montserrat Camacho, dependiente de una floristería, aseguró que estuvieron despiertas la noche del 13 al 14 de febrero y que prepararon arreglos florales, ramos, regalos, peluches, chocolates, y canastas.

Los ramos buchones

Los ramos buchones van desde los mil 500 hasta los 10 mil pesos, depende de la cantidad de rosas. Algunos les agregan alhajas, otros, peluches, decenas de chocolates o hasta billetes.

No hay límites para sorprender a sus seres amados, relató Monserrat Camacho, quien agregó que junto con el arreglo, puede ir un oso de peluche de más de metro y medio de altura, lo que sumaría casi 15 mil pesos en un regalo.

El término buchón se refiere a las mujeres conocidas por ser esposas, amantes o acompañantes de integrantes del narco, que gustan de recibir lujosos atuendos y regalos extravagantes.

En Sinaloa, el significado de “buchonas”, se refiere a las personas a las que se les hincha el buche.

Rosas, al doble y quemadas por el frío

“El precio de las rosas se nos incrementó hasta un 100 por ciento en comparación con el 2023, este año las heladas y otros factores del clima las pusieron al doble, en el mercado hay mucha flor en tono oscuro, esa rosa ya está quemada, no se le puede ganar mucho”, explicó Montserrat.

Este 14 de febrero la docena de rosas tiene un costo de 350 pesos, media docena, 200 pesos, y tres rosas por 100 pesos, los enamorados prefieren enviar sus arreglos a primera hora. Sobre la 25 Poniente, camionetas y coches se abastecen de arreglos.

Los toldos de los automóviles hoy se convierten en exhibidores de gigantescos peluches y arreglos florales, la diversidad de regalos es infinita, pero las condiciones de compra son muy limitadas de los amigos y enamorados.

Por Josél Moctezuma

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