La apertura del Hospital General de Tepeaca, en 1942, marcó el inicio de la historia del Santo Niño Jesús Doctor de los Enfermos o Santo Niño Doctor, como lo conocen la mayoría de sus creyentes.

Hecha con pasta de arroz, la imagen fabricada en Cuba llegó con una de las enfermeras enviadas por las madres Josefinas a petición del presidente municipal, Félix Ramales, para atender a los enfermos del nuevo nosocomio. 

María del Carmen Barrios Báez es el nombre de la religiosa, quien se ganó al Santo Niño Doctor en un sorteo cuando era novicia. 

La fama de esta representación del Niño Dios no tardó en crecer, principalmente entre la gente que tenía familiares con problemas de salud.

Con el paso del tiempo comenzaron a crecer las leyendas en torno a él, como que María del Carmen podía hablar con la figura y saber si estaba triste o contento.

Sus feligreses llegaron a comentar que el Santo Niño Jesús Doctor de los Enfermos amanecía, en ocasiones, con los zapatos sucios, prueba inequívoca de que había ido a caminar para visitar a los pacientes, quienes requerían de su ayuda.

Una narración famosa en Tepeaca, sin fecha ni nombres de los protagonistas, detalla que en una ocasión el coche de un militar, quien viajaba con su familia, se quedó atorado en las vías del tren, justo al salir del municipio y a poco tiempo de que pasara el ferrocarril.

Tras varios intentos de hacer arrancar su vehículo, un niño se acercó a él para ayudar a empujarlo. En agradecimiento, el hombre le dio al pequeño un billete de un peso, el mismo que al otro día apareció en una mano del Santo Niño Doctor.

En 1951, la historia de la imagen y de Tepeaca se separó durante algunos años, 12, para ser exactos. Al ser trasladadas a Tehuacán, María del Carmen se fue con las madres Josefinas y, con ella, la figura.

Luego del esfuerzo de los tepeaquenses para hacerla volver a la población, en 1963 el Santo Niño Jesús Doctor de los Enfermos regresó con la religiosa, al sitio donde se volvió famoso y en el que se le atribuyen interminables historias de milagros.

Hoy, es parte de la vida y de las tradiciones de Tepeaca, municipio que se encuentra a 46 kilómetros de distancia de Puebla capital, hasta donde llegan miles de personas a visitarlo todos los meses del año para pedirle ayuda y regalarle un juguete.

Por: 24 Horas Puebla

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