Ya pasamos un proceso electoral, ahora discutamos sobre el quehacer diario del ciudadano, que no se circunscribe solamente al ir a la urna y depositar su voto; hace algunas semanas abordamos la concepción de la ciudadanía, tal como se entiende en las sociedades democráticas, que implica no solo el derecho a votar y ser votado, sino también el acceso a un mínimo bienestar económico y a una vida digna conforme a los estándares predominantes de la sociedad. Este concepto ampliado de ciudadanía desafía las visiones tradicionales, promoviendo una igualdad básica asociada con la pertenencia a una comunidad política, donde todos los miembros están dotados de derechos y obligaciones por el mero hecho de su pertenencia al Estado.

En este mismo sentido, incorporamos el comunitarismo, que converge con el refacultamiento ciudadano, se enfoca a la construcción de identidad, pertenencia y responsabilidad comunitaria. Por ello, consideramos que puede ser una opción muy válida, generada desde los partidos políticos, las organizaciones no gubernamentales y el propio sector público para capacitar en tema de interés para todos los ciudadanos. Esto permitirá ir hacia una democracia sostenible, que significa que poco a poco los jóvenes, mujeres, hombres pueden involucrarse en tema de interés, promover las candidaturas de sus propios grupos sociales y construir una democracia desde abajo.

Para aquellos jóvenes con poco interés en la política, el “refacultamiento ciudadano” ofrece un camino hacia la integración activa en la política, viendo la cultura política como un elemento esencial en el desarrollo comunitario. Esto implica generar espacios de interacción donde los jóvenes puedan participar, deliberar y actuar, no solo en universidades y parques, sino en todos los ámbitos de la vida pública.

Al reflexionar sobre estas dimensiones de la ciudadanía, nos preparamos para hablar de cómo el empoderamiento y la participación activa pueden servir como catalizadores para la reconstrucción del tejido social y político, promoviendo una sociedad más justa, inclusiva y democrática.

Hay varios fenómenos en los electores, muchos de ellos pasan de ser jóvenes en contra del sistema a madurar políticamente y participar en los partidos políticos al pasar los 30 años, resulta muy interesante cómo construye la conversión y reemplazo de los valores ideológicos. Cuando llegan a la edad adulta, digamos que dejan de ser jóvenes y enfrentan otras responsabilidades y un contexto diferente, cambian sus adhesiones de un partido a otro; son los electores de conversión.

Bajo este contexto de comprender a los electores, las campañas políticas tienen un papel fundamental; porque los ataques, criticas, descalificaciones entre candidatos y partidos políticos por supuesto que afectan; porque generan una reducida participación e indecisión entre los electores.

En esta pugna por el poder y la lucha por la democratización se construyen nuevas identidades partidistas, de oposición y contradicción ideológica. Algunos ejemplos:

Las movilizaciones como #Yosoy132, así como la lucha de “las mujeres encapuchadas”, que han protestado por la violencia de género y la indolencia a sus demandas; constituyen grupos de poder que pueden generar incluso partidos políticos, como sucedió en España con la creación del Partido Podemos en 2014 y que constituyó un rompimiento del paradigma en torno a los institutos electorales.

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Incorporemos también al análisis la marcha multitudinaria de jóvenes universitarios en Puebla el 5 de marzo del 2020, que puso contra las cuerdas al difunto gobernador Barbosa, que subestimo el poder de los universitarios, quien se vio rebasado con elementos simbólicos de la propia izquierda; los jóvenes se organizaron al margen de partidos políticos y de manera pacífica colapsaron momentáneamente a las instituciones poblanas por la incapacidad de dimensionar el problema de inseguridad, la pandemia del Covid ayudó a contener la efervescencia de ese entonces.

En los riesgos electorales, más allá del abstencionismo, la desafección política y la falta de participación de los ciudadanos en el ámbito público y en las elecciones; los estudiosos de la democracia han alertado sobre la intromisión e injerencia de actores privados -stakeholders-, que participan en la política y son un riesgo para la democracia. Pero eso será en una siguiente entrega.

Nos encontramos la próxima semana, donde abordaremos desde las antípodas ¿La transición 2 punto 0? Que no es marcador electoral, aclaro.

Por: José Ojeda Bustamante

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