Puebla es la capital gastronómica del país, tenemos climas diversos que propician el cultivo de ingredientes únicos, contamos con universidades que forman a profesionales de la cocina y tenemos cocineras tradicionales que conservan el legado de nuestra identidad.

Es tan común saborear platillos tradicionales, que pocas veces reflexionamos su origen y su preservación. El mole es la identidad misma de los poblanos, el chile en nogada es el centro de discusiones acaloradas sobre cuál es la receta correcta, los dulces típicos tienen una calle que no tiene suficiente espacio para la variedad de detalles.

La cocina poblana es tan vasta que, todas las noches, los antojitos son los protagonistas de personas hambrientas que siempre te van a recomendar el mejor lugar para comer las chalupas, los molotes, los elotes y una variedad de mezclas dignas del valor mexicano.

Los ingredientes son producto de la ceniza del volcán Popocatépetl que en la ironía nos empaniza de vez en vez y con ello trae los nutrientes necesarios para cultivar frutas, verduras, legumbres y toda clase de hierbas que son consideradas plagas y también un manjar para quienes saben cocinarlas

Son los chefs, que con entusiasmo y creatividad exploran los platillos tradicionales o la riqueza de los clásicos transformados a experiencias de sabor, el talento de los egresados poblanos son dignos de cocinas internacionales.

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