Pablo Ruíz Meza


En medio de una profunda crisis interna el Partido Acción Nacional (PAN) elegirá al sustituto de Marko Cortés Mendoza, en un proceso con cartas marcadas a favor de Jorge Romero.
Uno de los militantes panistas destacados, ex canciller Luis Ernesto Derbez, ha emitido un juicio incontrovertible: el PAN dejó de ser una oposición seria.
El rector de la Udlap se quedó corto, o no quiso precisar porqué considera la perdida de seriedad del panismo, pero basta con revisar los últimos acontecimientos para entender el mensaje entrelíneas.
Con el rotundo fracaso electoral en las elecciones presidenciales, legislativas y las gubernaturas en los comicios del 2 de junio, lo mínimo que debió hacer Marko Cortés era renunciar a la dirigencia nacional, él y todo el comité ejecutivo.
Pero no ocurrió así, ni tampoco existió una autocrítica para aceptar los errores políticos y estratégicos para hacer frente a Morena y aliados en las urnas.
Y no habría ninguna autocritica porque Cortés Mendoza y su grupo actuaron como grupo faccioso para apoderarse de los escaños en las cámaras de diputados y senadores, al tiempo que negoció cuotas de poder en los estados, como ocurrió en Puebla.
El PAN pierde seriedad y confianza como oposición ante la sociedad, con la exhibición de la pobreza política, ideológica y doctrinaria con la defección de los Yunes Márquez para respaldar en la Cámara Alta la reforma judicial del oficialismo.
A nadie debería de sorprender lo que Marko Cortés calificó como la “traición” del senador titular y suplente, Miguel Ángel Yunes Linares y Miguel Ángel Yunes Márquez, porque como su acusador, los Yunes tienen un historial faccioso y mafioso en Veracruz, provenientes de las filas del PRI.
En Veracruz, como en Puebla y otros estados, el PAN se reducirá a un partido opositor marginal, una franquicia sin influencia como contrapeso en las grandes decisiones del régimen morenista.
Deja de ser el panismo una oposición seria porque se ha convertido en una franquicia propiedad de grupos facciosos y familias en el ámbito nacional y en los estados.
Alejados de la sociedad y de sus propios militantes, se apoderan del PAN para controlar el financiamiento público, las prebendas de los gobiernos municipales y traficar a través de sus legisladores locales y federales.
En Puebla, por ejemplo, es el grupo del ex candidato a gobernador Eduardo Rivera Pérez quien se queda con el negocio de la franquicia partidista como se observó en la designación del coordinador de la diputación local, y como ocurrirá en la presidencia del CDE para él.
Para el panismo controlado por Rivera Pérez fue muy fácil lavarse las manos de la derrota de él y su partido al atribuirle ésta a una alianza antinatura con el PRI porque alejó no solo a los votantes sino a los propios militantes albiazules, como lo justificó Augusta Díaz de Rivera.
No solo fue aliarse con el PRI el costo de la derrota electoral, sino que junto con las burocracias de sus aliados del PRI, PRD y PSI se agandallaron para sus familias y amigos las candidaturas al Senado, a las diputaciones federales, al Congreso local y las presidencias municipales.
Basta revisar las listas de candidatos federales y locales de esos partidos coaligados para identificar el nepotismo político y el uso faccioso de las candidaturas, alejándose de sus militantes y los votantes.
En este contexto, nada cambiará en el Partido Acción Nacional como partido opositor, que al igual que en el PRI, se mantienen los mismos grupos políticos facciosos, y con Jorge Romero como candidato a la presidencia del CEN, habrá continuidad del grupo de Marko Cortés Mendoza.
X@pabl_ruiz
Face: Pablo Ruiz Meza
E-mail: pabloruiz91516@gmail.com
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