Consumir mariscos en mal estado puede generar intoxicaciones graves. Estas se deben a bacterias, virus o toxinas presentes en productos contaminados y suelen manifestarse entre 30 minutos y 6 horas después del consumo.

Los síntomas más comunes incluyen náuseas, vómitos, dolor abdominal, diarrea, fiebre, sudoración excesiva y debilidad. Estas señales son respuestas del cuerpo para expulsar el alimento dañado.

En casos más severos, las toxinas pueden afectar el sistema nervioso o respiratorio. Dificultad para respirar, hormigueo en labios o extremidades, visión borrosa, y pérdida de coordinación son signos de alerta que requieren atención médica urgente.

Ante una sospecha de intoxicación, se recomienda suspender el consumo de alimentos, beber agua para evitar la deshidratación y acudir al médico si los síntomas persisten más de 24 horas o empeoran.

Evitar la automedicación es clave para no agravar el cuadro clínico.

¿Cómo prevenir una intoxicación por mariscos?

Para reducir riesgos, especialistas recomiendan:

  • Comprar mariscos frescos en establecimientos confiables.
  • Evitar productos con olor fuerte, textura viscosa o color extraño.
  • Cocinar completamente los mariscos, en especial moluscos como ostiones y almejas.
  • No consumir productos crudos en lugares sin buena refrigeración.
  • Lavar manos y utensilios tras manipular mariscos.

Detectar los síntomas a tiempo y actuar con rapidez puede evitar complicaciones mayores. Escuchar al cuerpo y tomar precauciones al consumir estos alimentos es fundamental.

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