Un ataque con misiles balísticos rusos sacudió el centro de Sumi, ciudad al noreste de Ucrania, causando la muerte de 32 personas, incluidos dos niños inocentes.
El ataque ocurrió durante el Domingo de Ramos, jornada de fuerte afluencia, cuando civiles recorrían las calles. Los proyectiles impactaron zonas residenciales, transporte público y vehículos en movimiento.
De acuerdo con los rescatistas ucranianos, Rusia golpeó directamente el centro urbano, generando una tragedia en plena luz del día, con la ciudad repleta de fieles y familias.
Este es el ataque más mortífero en meses, según datos oficiales. Se reportaron 84 heridos, entre ellos 10 niños, en una escena de caos y destrucción absoluta.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, condenó enérgicamente el ataque, calificándolo de acto atroz y llamando a reforzar el apoyo internacional para detener la ofensiva rusa.
“Sólo los malnacidos hacen esto”, expresó Zelenski, denunciando que Rusia ignoró propuestas estadounidenses de un alto al fuego total e incondicional.
El ataque tuvo lugar apenas dos días después de que un emisario de Estados Unidos visitara Moscú, lo cual reactivó contactos diplomáticos suspendidos desde el regreso de Trump.
Las imágenes difundidas por autoridades locales muestran cuerpos sin vida, vehículos incendiados y civiles huyendo en medio del pánico, en una de las escenas más crudas de la guerra.
Las autoridades de Sumi advirtieron que la cercanía con la frontera rusa vuelve a la ciudad un blanco recurrente de los bombardeos desde el inicio de la invasión en 2022.
Ucrania solicita mayor presión internacional, apoyo militar y protección humanitaria urgente, advirtiendo que sin esto Rusia intensificará su ofensiva, profundizando la crisis humanitaria.
Este ataque confirma el riesgo constante en zonas fronterizas y revive la urgencia de alcanzar un cese al fuego para preservar vidas civiles y estabilizar la región.