Con añoranza y desde una reja, María Cristina Pancho Ortiz, junto con sus dos hijas menores, observa el socavón que se formó a unos metros de donde estaba construyendo su casa, a la cual perdió acceso porque quedó dentro del cerco de seguridad que montaron las autoridades.
La mujer narró que un año antes de que se registrara el fenómeno natural, su familia comenzó a construir el hogar de sus sueños en la junta auxiliar de Santa María Zacatepec del municipio de Juan C. Bonilla.
María Cristina cuenta que todos los domingos iban a su terreno para acarrear grava, hacían su mezcla y comenzaban su construcción, con la orientación de su esposo, un hombre de oficio albañil.
https://whatsapp.com/channel/0029VaE1iV22975FVy9QXt3J
“Empezamos a construir porque el vecino nos decía que nos viniéramos para que no estuvieran solos, y cada domingo veníamos a trabajar y a echar taquito con ellos, empezamos un año antes y ya la estábamos levantando cuando se sumió la casa de junto”, narró la mujer.
Una semana antes de que apareciera el socavón, la familia se alistaba para el colado del techo de la vivienda, pero les ofrecieron un carro el cual decidieron comprar a cambio de frenar su construcción.
“Ya íbamos a colar, pero le vendieron un carro a mi señor, se emocionó y lo compró, por eso no colamos, pero si no hubiéramos perdido más”, contó en entrevista.
Tras tomar el control por el riesgo que existía por el socavón, las autoridades del Gobierno de Puebla decidieron cercar la zona, dejando la construcción de su hogar al interior de la zona de riesgo.
Esta acción implicó que la familia Pancho Ortíz no pudiera acceder a su hogar o a una indemnización por el despojo del predio donde estaba la obra negra.
También te puede interesar: Gutiérrez Müller presenta obra sobre Fernández Güell
Actualmente, no tienen el recurso económico para pelear su construcción, ni tampoco han podido levantar otra construcción en otro terreno, por lo que viven en casa de un familiar, un migrante en Estados Unidos.
Ahora, a la familia Pancho Ortíz solo le queda ir a ver lo que quedó de su vivienda detrás de una reja llena de maleza, donde recuerdan sus planes de la construcción de su hogar.
“Me da miedo regresar, pero siento feo, de ver como quedó ahí nuestro esfuerzo. Nos quedamos sin nada y no nos hemos podido reponer, ni ganas de hacer otra casa dan", lamentó la mujer.