Pablo Gómez, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), calificó al Fobaproa como “una tragedia que se pudo haber evitado” si hubiese existido responsabilidad y patriotismo.

Durante la conferencia matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum, el funcionario detalló que en el sexenio de Carlos Salinas los bancos otorgaban créditos millonarios sin garantías a personajes cercanos.

En ese contexto, el Fobaproa, creado como fideicomiso privado administrado por el Banco de México, fue el origen del actual Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (Ipab).

Durante la crisis financiera de 1994, el gobierno de Ernesto Zedillo transformó al Fobaproa en el Ipab. En 1998, el Congreso convirtió sus pasivos en deuda pública.

La presidenta Sheinbaum respaldó las declaraciones de Gómez, y acusó que “las empresas del expresidente Vicente Fox también se beneficiaron” del Fobaproa.

Gómez explicó que el fondo originalmente funcionaría como un seguro para proteger ahorros, pero terminó asumiendo deuda bancaria a cambio de bonos, lo cual desvió su función inicial.

Acusó directamente al expresidente Zedillo de mentir al asegurar que el Fobaproa fue auditado. Según Gómez, la auditoría se entregó encriptada y con errores técnicos.

Dijo que el PRD logró acceder a los datos con un experto, y que el informe revelaba créditos otorgados de forma ilícita. Sin embargo, su publicación fue restringida.

El informe tenía cláusulas de confidencialidad para proteger la identidad de los bancos y sus clientes, lo que impidió su difusión.

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