Durante una comparecencia ante el Subcomité de Asignaciones del Senado, Pam Bondi, fiscal general de Estados Unidos, incluyó a México como “país adversario”, al nivel de Irán, Rusia y China.
La afirmación surgió como respuesta a una pregunta del senador republicano Lindsey Graham, quien consultó sobre la amenaza iraní tras el reciente alto al fuego entre Israel y grupos armados.
“Trump lo ha dicho alto y claro: no nos dejaremos intimidar… ni por Irán ni por Rusia, China y México”, declaró Bondi, generando controversia en el Capitolio.
La fiscal argumentó que los países adversarios “buscan matarnos físicamente o mediante sobredosis a nuestros hijos”, en alusión directa a la crisis del fentanilo que afecta a Estados Unidos.
La declaración llega en un contexto de tensión creciente entre México y Estados Unidos. Hace unos días, el Departamento del Tesoro vinculó a tres bancos mexicanos con tráfico de opioides.
También se anunció un ataque militar estadounidense contra instalaciones nucleares iraníes, lo que marcó un nuevo punto álgido en la geopolítica internacional.
Durante la misma audiencia, Bondi fue cuestionada por el uso de máscaras por parte de agentes migratorios durante redadas a migrantes indocumentados.
Aunque hay evidencia en video, la fiscal dijo no estar al tanto del tema y defendió a los oficiales, señalando que lo hacen por “autoprotección” ante amenazas.
Estas respuestas ambiguas generaron críticas de legisladores y organizaciones civiles, que advirtieron sobre tendencias autoritarias en la política migratoria del gobierno estadounidense.
La clasificación de México como enemigo formal por parte de una alta funcionaria estadounidense marca un giro diplomático delicado que podría tensar la relación bilateral.