La violencia relacionada con el consumo de alcohol es una problemática subestimada en México, con costos sociales y económicos que ascienden a 552 mil millones de pesos anuales, según expertos.
En el estudio “La relación del alcohol y la violencia en México”, presentado por la Red de Acción sobre Alcohol (RASA), se evidencian los efectos negativos del consumo, no solo en la salud, sino en la convivencia familiar y social.
Entre los testimonios destacan los casos de Jessica y Pedro, cuyas experiencias reflejan el impacto del alcoholismo en sus hogares. Jessica, tras su divorcio, cayó en una crisis emocional y su hijo adolescente la encontró alcoholizada y agresiva en la azotea de su casa.
Pedro, por su parte, relató cómo el alcohol lo hizo violento con su madre, replicando el patrón de abuso de su padre. Dejó de beber hace 16 años tras episodios de alucinaciones y violencia física.
El estudio señala que las formas más comunes de violencia asociada al alcohol son psicológica, emocional, física, sexual y patrimonial. En casos extremos, incluye intentos de feminicidio.
RASA propone aumentar la edad mínima legal para beber a 21 años, regular puntos de venta, limitar horarios y prohibir la publicidad de bebidas alcohólicas.
Además, la encuesta RESET muestra que 9 de cada 10 mexicanos asocian el alcohol con violencia, y que la alta densidad de expendios agrava el problema.
Expertos coinciden en que la normalización del alcoholismo impide detectar sus consecuencias reales, por lo que es urgente reformar políticas públicas para reducir su impacto.