No concibo una universidad solo confesional, debe impulsar el pensamiento crítico, consideró Pedro Félix Hernández, investigador del ICSyH, nivel III del SIN
Por: Staff 24 Horas Puebla
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La ecología integral, disciplina que ha impactado distintos campos del conocimiento, es el principal interés académico de Pedro Félix Hernández Ornelas, nivel III del Sistema Nacional de Investigadores.
Adscrito al Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” desde 1992, ha reflexionado sobre la economía política y el impacto que el modelo capitalista ha dejado en el planeta.
Su amplia formación en México, Francia, Alemania y Estados Unidos le han permitido asesorar más de 90 tesis de posgrado y ser ponente en congresos internacionales en más de un centenar de ocasiones. De una memoria precisa y vasta, Hernández Ornelas reconoce a la universidad pública como “la voz del pueblo que la sostiene”, acorde con su carácter humanista.
En esos años recién se lanzaba el programa de los posgrados en sociología, gracias a que “Don Alfonso [Vélez Pliego] se empeñó en rescatar las humanidades y hacer programas de buena calidad”, indica desde el patio trasero del Edificio Aduana Vieja, una de las sedes de dicho instituto. Incluso, menciona que en aquel entonces eran llamados “escuelas Ponchito” los programas educativos que a la fecha persisten.
Ante el crecimiento que los últimos rectorados han propiciado en el ICSyH, el maestro y doctor en Sociología por la Universidad de Iowa se ve rodeado de “colegas y honestidad. En general, un ambiente que valoro muchísimo. Para mí es una etapa de lo mejor de la vida: de estimación, de franqueza de trato y todo”. Sin embargo, esta alegría personal se empaña al enmarcarla en el contexto del México actual.
“Cuando pienso en mis hijos, realmente me llevo las manos a la cabeza y me pregunto si hemos hecho lo mejor. Creo que nunca ha sido tan obvio el esquema del diagnóstico para el mundo y para México como ahora. Vivimos una época de violencia inmensa, descomunal. Yo atribuyo esa violencia, en parte muy importante, a una desviación de orientación en nuestra civilización”, señala.
El investigador explica dicha desviación a través de una paráfrasis casi exacta de un párrafo que Émile Durkheim, uno de los padres de la Sociología, incluye en la segunda edición de su libro Sobre la división del trabajo humano. La ciencia, en épocas pasadas, era considerada una visión integradora de las cosas, capaz de remediar las dificultades del hombre; empero, en la actualidad la ciencia no es ya quien tiene la primacía en el rumbo del pensamiento, sino la economía.
“Más aún: en muchos sitios, ni siquiera vale la ciencia si no deja productos económicos. Eso es una desviación tremenda en la humanidad porque quiere decir que la economía quiere ser ahora la que dicte el curso de la civilización y sobre esa base no se puede construir nada. Es la política del que tiene más fuerza, dominio y dinero: estamos en la lucha brutal. Los resultados están a la vista. Tal vez nunca había sido tan claro el diagnóstico ni tan dramático”, asevera.
Con relación a las consecuencias ambientales que acarrea la adquisición y acumulación de capital, Pedro Félix Hernández Ornelas ha dirigido durante los últimos 15 años sus líneas de investigación a la economía ecológica. Este campo es complejo debido al alto índice de variables que intervienen, ya que no solo se trata de la polarización económica de la sociedad, sino también en la destrucción del planeta que esto provoca.
“El ansia de poseer más dinero ha traído una consecuencia grave: consagra, sublima y empeora la explotación del trabajador. La genialidad de Marx no fue únicamente decir “estas almas ganan mucho dinero, estas no”, sino en demostrarle al mundo que el capitalismo es un sistema de explotación per se. Eso es lo que les duele a muchos”, asevera con firmeza el autor de media docena de libros, más de 12 capítulos en otros volúmenes y más de 40 artículos científicos sobre ecología humana, teoría e historia social y desarrollo socioeconómico, entre otros temas.
La implantación de dicho modelo económico es profunda y multifacética: “El capitalismo le puede sembrar al hombre también necesidades que no tenía. ¿Para qué queremos en el mundo una colección de coches antiguos? ¿para qué queremos convertibles?” De forma paralela, “hemos avanzado tanto en tecnología y en la capacidad de gestionar nuevas tecnologías, que ya absorbieron la labor del Estado en la provisión de servicios. Ahora, la riqueza le dicta el paso al Estado y no viceversa; la economía le va dictando al Estado cómo hacer las cosas”.
Pedro Félix: hombre universitario de optimismo incansable
“Estamos en un mundo donde te deja perplejo la pregunta ¿qué hago? ¿Qué puede hacer el intelectual, el profesor? ¿Qué debe hacer el amigo, el padre de familia, ante estas cosas?”. A pesar del dramático estado actual del planeta y de México, en particular, Hernández Ornelas tiene esperanza: “Tal vez peque de ser optimista: sí pienso que debemos y podemos hacer algo. Pero ese ‘algo’ implica la lealtad a la herencia de México, cultural y universitaria”.
Para hacer frente a la descomposición social que permea, la universidad pública debe reforzar dos aspectos: ser leal a la tradición y garantizar la apertura total de opiniones. “Lo que debes hacer como maestro es poner las cartas sobre la mesa. ‘Yo pienso así y esta es mi propuesta’, pero no decir ‘esta es la única vía’, porque, si no, se está perdiendo el sentido de la universidad. Debe haber toda opinión”, indica. Para ejemplo, habla sobre la antirreligiosidad de algunos liberales del siglo XIX: “Se confundió las ideas con las piedras: del odio a la iglesia tomaron el templo”.
“La universidad, para mi gusto, es la voz de la conciencia del pueblo que la sostiene. Yo no concibo una universidad nada más confesional. La universidad tiene que ser abierta a las corrientes y en nuestro deber está impulsar esa toma de opiniones y activar las mentes de los muchachos para el pensamiento crítico. Ver que tus hipótesis estén sustentadas en el mismo suelo que tu problema: eso es el pensamiento crítico; no que estés proponiendo soluciones en la estratósfera”, remata entre risas.
“Hay que enseñar a la gente a pensar críticamente, a ir a las raíces de las cosas, a ser arqueólogos de su propia vida. Yo creo que eso es primario y ahí es donde hay que dar la batalla”. Debido a esto, mantiene ciertas reservas sobre la idea de universidades únicamente tecnológicas, puesto que reflexiona sobre “si se reduce nada más a uso de tecnología”.
Al término de la entrevista, después de charlar a sol y sombra en su espacio preferido del instituto que se ha vuelto su hogar desde hace más de 25 años, el profesor Pedro Félix, próximo a cumplir 93 años, deja una última enseñanza antes de la próxima plática: “En la vida, no es el éxito lo que de verdad importa, sino el haber agotado lo posible”.
