Por: Redacción

A fin de encontrar nuevos materiales o una variedad de hidroxiapatita, en el Laboratorio de Materiales de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas de la BUAP, que dirige Rodolfo Palomino Merino, se analizan las propiedades ópticas en muestras de fósiles de la región de Valsequillo.

La hidroxiapatita se encuentra presente en la estructura cristalina de fósiles, podría ser sintetizada para aplicarse en recubrimientos para hueso o para dispositivos luminiscentes, dispositivos optoelectrónicos y dosímetros para medir variación, entre otras.

El también especialista en Ciencia de Materiales explicó que este proyecto partió de la colaboración con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Puebla y académicos de la UNAM para determinar aspectos como la datación, estructura y diferencias de cinco muestras de dientes fósiles de un mamut (Mammuthus columbi), un caballo Equus mexicano y un bisonte (Bison antiquus).

“Se trata de un proyecto multidisciplinario, porque estamos en colaboración con el INAH que ha facilitado muestras de fósiles, algunas de la región de Valsequillo. Se trata de dientes de mamut y lo que estamos haciendo es analizar el material”.

Asimismo, Palomino Merino analiza estos y otros compuestos que pueden abarcar desde la síntesis hasta la caracterización, ya que la cantidad de posibilidades para estudiar un fósil con todas las técnicas que hay en México es muy amplia, aseguró.

APROXIMÁNDOSE A LA EDAD

El INAH entregó al Laboratorio de Materiales cinco muestras de fósiles de dientes de mamut (Mammuthus columbi), de un caballo Equus mexicano y de un bisonte (Bison antiquus).

Se recurrió a dos técnicas de datación para iniciar con el estudio y conocer primero la antigüedad de la pieza.

“Estos análisis los hicimos en colaboración con el laboratorio LEMA (Laboratorio Nacional de Espectrometría de Masas con Aceleradores) del Instituto de Física y el Instituto de Ciencias Nucleares, ambos de la UNAM, porque también se utilizó la datación a partir de termoluminiscencia”, añadió Palomino Merino.

En ese contexto, el único resultado que se obtuvo fue de la muestra del Bison antiquus, que registró un promedio de edad de 12 mil años, lo que implica que fue una especie que conoció el hombre y que además habitaba cerca de Ciudad Universitaria. Las otras muestras no arrojaron resultados.

Al respecto, detalló que estos estudios llevan un proceso físico químico antes de empezar la etapa final del análisis. El proceso es obtener el colágeno y a partir de este carbón grafito, con el cual se estima la edad en el laboratorio. Esto conlleva a que algunas muestras, por sus propias características, ya no cuenten con colágeno en su estructura.

Cuatro de las muestras no presentaron colágeno, lo que impidió los resultados. Para realizar estas pruebas se necesita un peso aproximado de 3 gramos de muestra, por lo que ahora el doctor Palomino Merino gestiona con el INAH más donación de muestras. Vale la pena mencionar que los fósiles no son destruidos y que solo se utilizan especímenes que ya se encuentran deteriorados obteniendo una muestra del polvo que se ha generado a lo largo de los años.

“Otra técnica que se probó fue la de termoluminiscencia. Lo que se hace es radiar el fósil y luego la muestra es ‘leída’; es decir, se calienta a una cierta temperatura para poder observar la luz que emite. A partir de los datos que arroja esa luz, mediante un modelo establecido se puede determinar la edad aproximada del fósil. El proceso químico de limpieza de la muestra no ha permitido culminar con esta técnica y se requiere de mayor cantidad de muestra del fósil, pero se estima que para inicios del 2019 se culminará con este análisis”, agregó.

Palomino Merino explicó que es necesario pasar por un proceso que determine primero el tipo de estructura que tiene, específicamente el tipo de cristal con el que se está formado el diente. El resultado, asegura, se asemejó a lo que esperaban, en su estructura el contenido fue en su mayoría hidroxiapatita, un mineral que es el componente principal de todos los huesos.

“Lo siguiente es pasar con las Espectroscopias Raman que nos ayudan a confirmar el tipo de estructura cristalina con la que está formada la hidroxiapatita. El estudio de la fotoluminiscencia sirve básicamente para saber si ese material con el tiempo que ha transcurrido ha registrado un proceso natural en el que ciertos iones se han intercalado dentro de la hidroxiapatita y la hacen que sea diferente, pero eso solo lo podremos ver con el tipo de luz que emitan esos iones dentro de la estructura cristalina”, señaló.

Rodolfo Palomino indicó que el proceso fue terminado y en consecuencia está por publicarse un artículo. Lo que sigue es obtener mayores muestras, realizar los análisis y combinar las caracterizaciones que se puedan obtener para buscar la síntesis de un nuevo material.

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