El profesor de Ingeniería Ambiental y Desarrollo Sustentable de la UPAEP, Francisco Javier Sánchez Ruiz, reveló que el daño por el último incendio registrado en la zona de La Calera, uno de los pulmones de la ciudad, dejó daños considerables al medio ambiente con un saldo de tres hectáreas consumidas.
Explicó que, en la zona boscosa, y en otros puntos de la periferia de la ciudad de Puebla, se ha registrado una mala calidad del aire, “entre regular y malo, en ciertos horarios, y esto coincidió cuando estaba aún sin control el incendio, lo cual dificultó su extinción”.
El académico reveló que según los últimos reportes de Protección Civil estatal y la Comisión Nacional Forestal (Conafor), la afectación fue importante, ya que se perdieron tres hectáreas de zona ecológica con gran biodiversidad.
“Al final fue la Conafor la que mostró que lo que se había quemado en la zona, fueron tres hectáreas, principalmente de material arbolado adulto, arbustos y cierta cantidad de hojarasca, y esto es una pérdida importante porque la zona tiene características para poder tener un ecosistema”, indicó.
Detalló que hay cierto tipo de plantas que ayudan a subsanar la cantidad de dióxido de carbono presente en la atmósfera, es decir, son filtros naturales para el aire, además de fabricar oxígeno, “por eso es una gran afectación, principalmente por los relieves y la parte topográfica que tiene la zona como tal, entonces sí hay una afectación directamente al medio ambiente de la ciudad”.
Problema multifactorial
Sobre las causas de los incendios que constantemente se registran en esa zona, Sánchez Ruiz señaló que es un problema multifactorial, que tiene que ver con usarlo como basurero, cuestiones ambientales y de humedad, además de la política de cambio constante de uso de suelo de las zonas ecológicas de la ciudad.
“Mientras tengan concesionadas esas zonas para la urbanización y el cambio de uso de suelo, pues se van a ver afectadas por este tipo de siniestros, principalmente por la huella antropogénica (o marca del hombre), que se ha dado y el uso excesivo de los vecinos de esa zona y lugares aledaños, que usan el espacio como lugar para desechos y basura”, advirtió.
En el último incendio, sofocado durante el pasado fin de semana, reveló que la Conafor tiene dos hipótesis: La primera es ambiental y circunstancial, ya que supone que se combinaron las condiciones con poca humedad con la “huella antropogénica, por la cantidad de basura presente en la zona y ello tuvo la condición necesaria para iniciar el incendio”.
La segunda teoría es que cuando se hace el cambio de uso de suelo, “el estudio de impacto ambiental no muestra cómo se va a hacer la modificación para quitar zonas verdes y poder hacer la urbanización y posteriormente subsanarlas dentro del nuevo conjunto habitacional, y muchas veces las constructoras encienden fuego para poder limpiar el suelo”.
Sobre si las desarrolladoras son las que inician los incendios para luego poder construir, como han acusado vecinos y activistas, el experto no descartó tal escenario.
Por: Arturo Cravioto