Carlo Collodi fue un escritor y periodista italiano. El libro más famoso que escribió es una novela llamada Las aventuras de Pinocho, conocida en todo el mundo simple y llanamente como Pinocho.
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Las aventuras de Pinocho es una novela que Carlo Collodi escribió en 1883. El texto se publicó en entregas semanales en un diario dirigido a los niños.
El propósito central de la novela es mostrar el camino que recorre un muñeco de madera hasta que se convierte en un muchacho de carne y hueso. El muñeco de madera está vivo, pero intuye que hay algo diferente en él.
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Para convertirse en un muchacho, Pinocho deberá recorrer un largo camino de sacrificio y aprendizaje, tendrá que luchar contra sus vicios y defectos, y dejar de escuchar a las malas amistades que sólo lo conducen a cometer errores.
La novela Pinocho tiene un aire de leyenda y es posible que recoja varias formas de narrar de los pueblos antiguos, porque en sus páginas conviven lo mismo animales que hablan que seres mágicos que realizan prodigios para las personas con las que conviven.
A ninguno de los personajes les parece extraño que ocurran portentos y desgracias a su alrededor, porque es un mundo perfectamente armónico, en el que las personas, los animales y hasta el clima, están sintonizados para que el mundo funcione de forma adecuada.
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Pinocho no sólo es un personaje que trasciende su época y crea su propia leyenda, sino además es el ejemplo del ser lleno de defectos que se pule a fuerza de tropiezos y que consigue la transformación de la madera tosca en materia sensible, pensante, y capaz de experimentar los mejores sentimientos y valores.
Las aventuras de Pinocho es también un cuento moral, una novela edificante que trasciende porque refleja y transmite valores universales, valores formativos comunes que compartimos todos los seres humanos.
La novela está escrita de una forma inteligente y sencilla que atrapa la atención y despierta la imaginación de cuantas personas la leen. A lo largo de 170 páginas y de los 36 capítulos vemos a Pinocho protagonizando una aventura tras otra, es decir, son 36 ocasiones o más en las que Pinocho sucumbe a cada uno de sus defectos y cae en el abismo, se recupera y vuelve a caer.
Desde su origen, Pinocho es un muñeco rebelde, desobediente, malo, en la medida en que un muñeco puede ser malo. Sus maldades, sus desobediencias, lo afectan principalmente a él, lo hacen sufrir penalidades y preocupan y consternan a quienes lo rodean.
Los seres más cercanos a él, Geppeto y el Hada de los Cabellos color Turquesa, son quienes se preocupan por Pinocho y los que más lo apoyan e intentan que cobre consciencia de los valores que le permitirán ser un ciudadano útil en el mundo en el que se desarrolla.
En la novela, Pinocho es un muñeco curioso, deseoso de experimentar el mundo y cargar con sus consecuencias. Su comportamiento no es ni más ni menos extraño que el de cualquier niño de su edad.
En la novela Las aventura de Pinocho, el narrador cuenta las cosas de forma cruda y no se detiene para describir que a Pinocho se le queman los pies de madera y se tiene que arrastrar, lo ahorcan en una rama de la Encina y ahí se queda como muerto durante horas, un campesino le ata una piedra al cuello y lo arroja al mar, y hay una escena en que lo transforman en burro, por supuesto, con sus respectivas orejas y rabo.
Uno encuentra en Las aventuras de Pinocho la idea del mejoramiento continuo del personaje, de su interior, de su alma de marioneta. Vemos cómo las circunstancias van machacando los deseos de Pinocho y cómo van puliendo sus costumbres y malos hábitos.
Todos los deseos de Pinocho son placenteros y aunque corre tras ellos, nunca alcanza satisfacción, todas sus aspiraciones se frustran o se quedan a medias.
En el texto se nos muestra cómo algunas circunstancias de la vida nos proporcionan la oportunidad de obtener algún tipo de refinamiento espiritual, que no sólo se refleja en nuestro entorno, en nuestras capacidades de transformar el mundo, sino que también nos van construyendo unas emociones más ricas y mucho más espirituales, que transforman en riqueza toda esa vaciedad de la que estamos construidos originalmente, que no es más que un puñado de barro, carne y hueso que por sí mismas no dicen gran cosa, pero que estructuradas de forma armónica nos construyen y nos permiten aspirar a trascender espiritualmente.
El libro se publicó por primera vez en 1883 y llevaba las ilustraciones de Enrico Mazzanti, que fue quien dibujó y perfiló lo que sería el primer Pinocho, el original Pinocho.
Esas ilustraciones se realizaron cuando Carlo Collodi vivía y es seguro que aprobó las características del dibujo. En la novela, él sólo nos dice que desde su origen, Pinocho tiene la nariz alargada y que mide un metro de estatura.
Las sucesivas recreaciones de Pinocho han obedecido a las costumbres de las épocas, y a la estética de las industrias teatral y cinematográfica. En los últimos años, las transformaciones de Pinocho sólo obedecen a los requerimientos y exigencias del mercado, que nos ofrece una versión sentimentaloide, edulcorada y con la fisonomía adulterada, seguramente porque confía más en la imagen que en lo que propone el libro Las aventuras de Pinocho.
Es decir, los dueños de la industria y su ejército de empleados que adaptan y escriben, trivializan el contenido del libro y privilegian lo bobalicón, lo melodramático, lo patético y hasta lo llorón y cursi.
El Pinocho que nos presenta Carlo Collodi es un personaje con las características de un ser humano rebelde, con los sentimientos a flor de piel, y con la curiosidad propia de cualquier niño que aspira a conocer de cerca el mundo con sus propios ojos y que está abierto a recibir lo que la vida tiene para ofrecerle.
Cuando uno lee la novela se entera que a Pinocho sólo le crece la nariz en dos ocasiones, la primera cuando está con el Hada de los Cabellos Turquesa y la segunda vez cuando habla con una especie de marinero.
El Hada le explica a Pinocho que en general hay dos clases de mentiras: las de piernas cortas y las que hacen crecer la nariz.
El personaje conocido en México como Pepe Grillo, en el libro se llama El Grillo Parlante, y su papel es menor. Aparece en cuatro breves ocasiones, en la primera, Pinocho le arroja un martillo y lo deja pegado en la pared, inmóvil; la segunda vez aparece como sombra, como fantasma, y le advierte a Pinocho que no vaya al campo de los Milagros; la tercera vez cuando Pinocho está enfermo en la casa del Hada de los Cabellos Turquesa, en esa ocasión el Grillo Parlante aparece como médico; y la cuarta ocasión cuando Pinocho va con Geppeto.
Durante el desarrollo de la novela, el narrador nos dice que en la vida de los muñecos siempre hay un “pero”, frase que se puede entender como que en la vida de las personas que son presa de sus sentimiento o ideas equívocas siempre se presentan problemas que los conducirán a circunstancias contrarias.
En la novela se nos dice que lo contrario de ser un muñeco es ser un muchacho, es decir, tener control de las emociones y no dejar que lo sentimientos y deseos nos arrastren como si fuéramos marionetas.
Pinocho quiere dejar de ser un muñeco y convertirse en un muchacho de carne y hueso, para no estar aislado y pertenecer al grupo humano, porque, aunque puede convivir con muñecos como él no siente ninguna satisfacción en su compañía.
Uno podría preguntarse para qué quiere ser Pinocho un muchacho y la respuesta es que él considera que la categoría humana es la única que le permitirá ejercer a plenitud y con dominio sus impulsos que duermen dentro del material corriente del que originalmente fue hecho.
Escrita de forma directa y lineal, el autor no se entretiene en describir a los personajes ni atiende a su carácter, sino que confía en que el lector los entenderá con apenas dos o tres trazos. Las aventuras de Pinocho resulta una lectura ágil y entretenida y es seguro que seguirá captando durante muchos años más la atención de cualquier niño y hasta de los adultos.
Carlo Collodi fue un escritor y periodista italiano que se interesó en la política y publicó en diarios satíricos.
Escribió ocho novelas, de las cuales Las Aventuras de Pinocho fue la más conocida. Carlo Collodi no logró ver cómo su novela se volvió un éxito y cómo el personaje de Pinocho se convirtió en una leyenda.