Se define a la negligencia emocional al malogro de los padres y madres y/o cuidadores para atender a las necesidades emocionales de las y los niños. Es, desafortunadamente, más común de lo que quisiéramos aceptar.

La Academia Americana de Pediatras (AAP, por sus siglas en inglés) destaca que se reportan alrededor de 4 millones de casos de abuso y negligencia infantil, que involucran a 7 millones de niños al año, nada más en Estados Unidos.

El medio Heathline dice que la negligencia emocional en la niñez no es esencialmente abuso emocional en la infancia. ¿Por qué? Debido a que el abuso es mayoritariamente deliberado, y lo primero, en algunos de los casos, destaca por no actuar o ni siquiera notar las necesidades de las y los niños.

El más claro de los ejemplos de negligencia emocional es aquel cuando el hijo/hija le platica a su padre/madre sobre un problema que le causó tristeza/enojo en la escuela. En lugar de ahondar o tratar de entenderle, decide tomarlo como cualquier cosa e ignorar deliberadamente. Entonces el hijo/hija comenzará a pensar que eso no es importante y no lo mencionará más.

Los síntomas

  • Agresión
  • Ansiedad
  • Apatía
  • Baja autoestima
  • Cambios repentinos de autoestima
  • Comportamiento temeroso
  • Depresión
  • Falta o aumento de peso repentinos
  • Mal rendimiento en la escuela
  • Mojar la cama
  • TDAH

Afectaciones a corto, largo y mediano plazo

  • Mala alimentación
  • Cansancio
  • Comportamientos suicidas y/o violentos
  • Desarrollo físico y emocional rezagado 
  • Mala higiene
  • Rehuir la intimidad
  • Falta de herramientas para enfrentar golpes emocionales
  • Desconfianza o codependencia
  • Vacíos emocionales
  • Rehuir a la intimidad (emocional y sexual)

Para obtener ayuda, si sospecha que su hija o hijo está siendo víctima de negligencia emocional, debe acudir con las instancias dedicadas a atender este problema. Los doctores, las más de las veces, son los primeros filtros. No hay que pasarlos por alto.

Con información de Healthy ChildrenManual MSD y Healthline.

Por: Demian García

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