Los Guisantes de Mendel

Por Víctor Florencio Ramírez Cabrera / @vicfc7

Si Usted, estimado lector que tiene más de 40 años y le diera a elegir entre el servicio que recibía de la empresa del Estado Telmex y la atención que brinda ahora cualquier compañía telefónica, seguramente escogería la actual, a pesar de sus quejas y defectos.

El sector cambió por dos causas básicas: una revolución tecnológica, si, pero también un modelo de competencia que obliga a los operadores a innovar, cambiar, mejorar y donde el consumidor final es el más beneficiado.

Sin uno de las dos factores, el sector estaría por lo menos estático.

Al abrirse el sector a la competencia generó empleos de todo tipo, desde ingenieros hasta vendedores, pasando por albañiles, soldadores, desarrolladores de software, mercadólogos, diseñadores y muchos más. El problema de las telecomunicaciones fue que primero se privatizó, y después entró la competencia.

Esas experiencias permitieron diseñar mejor la reforma energética bajo una idea clara: acabar con los monopolios (de Estado o privados) significa crecer el sector a un nivel que sólo tiene como límite la imaginación.

Si hace 30 años le hubiera dicho que haría una videollamada, usted me hubiera mandado a escribir novelas de ciencia ficción. Si le hubiera dicho que la videollamada sería desde un aparato que cabe en la bolsa de la camisa, me hubiera mandado al psiquiátrico. Si este ejemplo se aplicara para el uso de paneles solares correría más o menos la misma suerte.

Ahora: las revoluciones tecnológicas generan cambios en los modelos de operación de su sector y requieren, para desarrollarse adecuadamente, de competencia.

Si hubiera una sola empresa dedicada al desarrollo de teléfonos inteligentes, seguramente la velocidad del desarrollo de estos sería mil veces más lenta.

Ahora: el problema de ir de un sector monopólico a un mercado es que quienes operan el monopolio tienden a luchar por mantener el mismo.

En energía eléctrica la reforma se abrió no sólo a los grandes, sino también a los pequeños generadores, que además tienen ventajas operativas, pues al estar distribuidos no usan transmisión mayor. No es lo mismo llevar energía de un estado a otro que consumir la que mi vecino genera. Eso abarata la operación de la red y le da estabilidad.

Esta generación distribuida tiene una ventaja más: la forma más fácil de hacerla es mediante paneles solares, que se consideran energía limpia. Hay además obligaciones de generar energía a partir de fuentes limpias ¿No es justo entonces pagar esta energía limpia a costos competitivos? Aguas, competitivos, no sobrecostos.

La nueva autoridad de la energía (Comisión Reguladora de Energía) entendió todo esto, que además ha sido probado y exitoso en casi todo sitio donde se ha aplicado. Entonces ordenó que los operadores paguen a precio competitivo la energía generada de forma distribuida.

Sin embargo, los operadores acostumbrados al modelo del monopolio consideran que esto no debe ser así. Por eso CFE se amparó contra estas ordenes de la autoridad.

Además, hay rumores que afirman que CFE prepara una empresa que busque quedarse con el monopolio de la instalación de paneles (CFE solar). Recordemos que CFE tiene a todos los clientes cautivos, pues todos los hogares del país con conexión a la red eléctrica tienen cada dos meses recibos de CFE, que resultan ideales para promocionar cualquier cosa.

Eso lo previeron los legisladores en la reforma y por eso se mandó a separar los sectores de CFE, evitando así el conflicto de interés del operador.

Considerando todos estos antecedentes, el amparo y la posibilidad de la existencia de CFE solar luce atrasado respecto de la realidad tecnológica, desfasada respecto del nuevo esquema de mercado eléctrico, luce también inconsciente de la importancia de la transición energética y finalmente ajeno al espíritu de competencia que genera innovación, empleos y desarrollo.

En pocas palabras, estos dos actos irían en contra de la propia política energética de la reforma, pero también del Presidente que la propuso, apoyó y decretó.

¿Estará el Presidente enterado de esto?

Los telómeros: ¿Cómo acabar con el robo de combustible? Fácil: un producto que no se exige en el mercado, tiende a perder valor. Si sustituimos los combustibles fósiles por energía que no se debe transportar por ductos ¿A quien le venderán los huachicoleros?

 

 

 

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