La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam 

Los plutócratas siempre terminan por ponerse de acuerdo.

El caso mexicano es elocuente.

Por primera vez en muchos años, nuestro Tea Party se dividió en dos expresiones y jugó a descarrilar a una de éstas.

No lo logró.

La vulneró, sí, pero no le tiró a matar.

El gran beneficiario fue López Obrador, quien aplaudió desde el principio esta singular ruptura.

Al interior de su equipo la algarabía iba a la alza.

Y es que por primera vez en la historia reciente de este país, los dueños del PRIAN —que no son necesariamente los políticos— estaban auténticamente enfrentados.

Y se daban con todo.

(Ricardo Anaya alimentó la furia de un Sistema que quería descabezarlo).

Lo curioso es que un debate, el del domingo, funcionó como el parteaguas esperado.

Luego de varias reflexiones privadas —hechas públicas en columnas periodísticas—, los hombres de poder pusieron una fecha fatal para tomar la decisión.

Y ésta no favoreció al candidato de Los Pinos.

(El favorito, oh sí, de López Obrador).

Los dados lanzados abolieron el azar.

Y no será el candidato Meade el que recibirá el beneplácito de la plutocracia nacional.

Anaya parece ser el elegido.

Los búfalos que corrían desesperados hasta el sábado anterior han frenado su carrera.

El Sistema siempre termina por ponerse de acuerdo.

No podía ser de otra manera.

Esto es como el juego de la lotería.

Ahí está el Valiente.

Junto a él va el Borracho.

Más atrás va la Dama.

Y rezagado, francamente rezagado, acierta a caminar la Muerte.

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