Dijo alguna vez León Tolstoi: “Antes de dar al pueblo sacerdotes, soldados y maestros, sería oportuno saber si no se está muriendo de hambre”, inspirador pensamiento en el contexto de lo que sucede en todo el país, y muy particularmente en Puebla, estado de gloriosa historia y orgullo cultural de México, pero hoy, lastimosamente, una de las entidades con más pobreza y rezago social; y para colmo de sus males, con un gobierno intolerante y refractario a todo orden legal, encabezado por el morenista Luis Miguel Barbosa, que en lugar de ocuparse en atender la marginación que padece la mayoría de los poblanos, ha convertido la entidad en una satrapía y dedica su tiempo a perseguir y calumniar a sus opositores políticos, con particular saña al Movimiento Antorchista.

En esta entidad de 6.1 millones de habitantes, según el Coneval 2018, el rezago educativo afecta a 1.2 millones. Uno de cada cinco no tiene acceso a servicios de salud (1.3 millones), y la misma cantidad padece carencia de acceso a la alimentación. No gozan de seguridad social 4.6 millones: es el cuarto estado en peor situación, 72.1%, contra la media nacional de 57.3%. Más de la cuarta parte (1.6 millones) no tiene acceso a servicios básicos en la vivienda. Un millón 400 mil perciben un ingreso inferior a la línea de pobreza extrema por ingresos. Viven en la marginación 58.9% (17 puntos por arriba de la media nacional). En pobreza viven 3.7 millones, y en pobreza extrema, 552 mil. Según el Coneval (Informe de pobreza y evaluación 2020. Puebla), el estado ocupa el quinto lugar con más pobreza (seis de cada 10).

El Observatorio Económico México, en su reporte En cifras, ¿cómo vamos? 2020, en satisfacción de Necesidades Humanas Básicas, ubica a Puebla en el sitio 27, cerca del fondo de la tabla, y en el 26 en Salud y Bienestar; en Agua y Saneamiento sólo tres entidades están peor; es el séptimo en Rezago Educativo y el octavo con mayor carencia en servicios básicos en la vivienda. Finalmente, quinto lugar con más personas en la informalidad: dos de cada tres. Y las cosas se agravarán con la pandemia. Investigaciones de la Universidad Iberoamericana concluyen que la pobreza extrema aumentará hasta 12%, y 80% de la PEA estará ocupada en la informalidad, y según estudios de la Facultad de Economía de la UPAEP, Puebla es el cuarto estado con más pérdidas de empleos formales.

Y hay razón para estas sombrías proyecciones. El 24 de julio el municipio de Puebla era, en el país, el más afectado por el Covid: 500 nuevos contagios en un día y un acumulado de 11 mil 461 casos y mil 151 víctimas. De sobra conocidos son los dislates del señor gobernador sobre la pandemia. Por otra parte, la inseguridad se agrava: entre mayo y junio los homicidios dolosos aumentaron 5% (Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, SNSP), y entre abril y mayo el robo a transporte público aumentó 16.6%. Entre enero y mayo, Puebla ocupó el segundo lugar nacional en robo a transportistas, mayormente con violencia. En el primer semestre, comparado con el año anterior, en 108 municipios el índice delictivo aumentó 600%. En fin, Puebla ocupa el noveno lugar con mayor índice de violencia familiar (SNSP). Multitudinarias manifestaciones de rechazo a esta ola de crimen y a la indolencia del gobernador han ocurrido, destacadamente de universitarios y otros sectores. Juzgue usted, amable lector, si no habrá motivos más que sobrados para la inconformidad.

Ante este panorama, toda persona de mente sana supondría que el gobernador Barbosa debiera estar hondamente preocupado, desvelado, diseñando con su equipo estrategias para resolver la situación y dar a sus gobernados un poco del bienestar que merecen, que les prometió y que está obligado a ofrecer. Pues no es así; ni de lejos. Está ocupado en menesteres más importantes. Su ocupación principal, tema obsesivo de sus discursos, es insultar y perseguir a quienes no comulgan con su partido político. Si en algo se distinguirá su gobierno y pasará a los anales de la historia es por su intolerancia y agresividad; por su violación flagrante y sistemática del Estado de Derecho. Con especial encono persigue al Movimiento Antorchista. Manipulando al IEE, impidió el registro del MAP como partido, y su más reciente hazaña fue hacer que se dictara orden de aprehensión contra la líder antorchista en la capital poblana, Rosario Sánchez Hernández, acusándola, falsamente, de robo de unas despensas para repartirlas entre la gente afectada por la pandemia y necesitada de alimento.

El miércoles 13 de mayo, el gobernador, obligado por la presión social, y buscando lucrar políticamente, mandó distribuir despensas, con la clara consigna de no dar a los colonos que militen en Antorcha, no importa que estén igual de necesitados que los demás. Con anticipación, Morena había hecho ya una selección de beneficiarios (de un recurso que no es del gobierno sino de los contribuyentes), a través de sus activistas, camuflados con el membrete de “Servidores de la Nación”, estructura totalmente ilegal, que usurpa funciones del Estado. Estos, con criterio faccioso, excluyeron a quienes no simpatizan con la 4T, en un cruel chantaje político: aprovechar el hambre para imponerse. Así las cosas, el día mencionado, en las colonias populares del norte de la capital los enviados de Barbosa daban a unos y negaban a otros. Los colonos, lógicamente, se aglomeraron en torno al camión que llevaba las despensas provocadoramente enviadas a colonias con presencia antorchista, donde precisamente Rosario es dirigente. Era lógico, necesitados y abandonados por el gobierno, varios se aglomeraron junto al camión, todo sin que Rosario estuviera presente ni tuviera responsabilidad alguna, y sin que ocurriera el pretendido robo, delito inventado por Barbosa para encarcelarla. El gobierno no ha podido probar que tomaran ni una sola despensa, mucho menos que personalmente Rosario lo hiciera; por el contrario, existen muchos testimonios y fotografías que demuestran que las despensas fueron entregadas finalmente por los funcionarios a todos los asistentes hasta agotar la dotación.

Como resultado de lo que ocurre en Puebla, hoy bajo el gobierno de Luis Miguel Barbosa, no es de extrañar que vaya en aumento el número de quienes lo rechazan, un sentir social que indudablemente se dejará ver en las elecciones del año venidero. Y es que el autoritarismo, paradojas de la vida, tiene su lado positivo: rompe el velo de la ilusión y desengaña a todos, principalmente a quienes tuvieron la esperanza de que López Obrador, Morena y Barbosa gobernarían para los pobres. Y si en su momento no bastó el discurso de advertencia de que toda aquella retórica era una engañifa, hoy la dura realidad viene a revelar la impostura. Dicen que las masas aprenden por propia experiencia, y aquí tenemos una lección viva que ayudará a clarificar las cosas más que mil razones.

 

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS PUEBLA

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *