El pasado 31 de julio venció el programa de apoyo para los clientes de la banca que aplazaron el pago de sus créditos por un lapso de cuatro meses, por lo que a partir de este mes tendrán que saldar sus deudas, incluyendo el pago de intereses ordinarios que se generaron durante este periodo.

Con lo anterior, las personas que ya no puedan pagar sus créditos irán acumulando intereses moratorios, que se sumarán a los ingresos por intereses que obtiene cada banco, en conjunto con una afectación al historial crediticio de los usuarios.

Además, se corre el riesgo de que crezca el monto total a pagar por un crédito y, en el caso de impagos, se aumentará el índice de morosidad (IMOR) de la banca, que al cierre de junio se ubicó en 2.14%, superior en 0.04 puntos porcentuales respecto al sexto mes del año anterior.

De acuerdo con la Asociación de Bancos de México (ABM), en dicho programa de diferimientos se inscribieron un total de nueve millones de créditos, en donde tres millones 300 mil préstamos fueron a micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs) y a personas físicas con actividad empresarial; tres millones 300 mil correspondieron a tarjetas de crédito; dos millones 100 mil fueron créditos de consumo no revolvente; al igual que 322 mil hipotecas, y 37 mil créditos más a grandes compañías.

A pesar de este panorama, en donde los índices de desempleo continúan al alza, las personas enfrentan reducciones salariales y se prevé una recuperación económica hasta 2024, también se espera que la banca anuncie un programa de reestructuras de créditos para pequeñas y medianas empresas (PyMEs) que se vieron afectadas económicamente por la pandemia del coronavirus.

Según la ABM, esta iniciativa será diferente al apoyo implementado para el diferimiento de pagos por cuatro o seis meses.

La reestructura de un crédito es un proceso mediante el cual se pueden acordar nuevas condiciones para continuar el pago de la deuda bancaria, tales como el monto total a saldar, la tasa de interés y los plazos.

Este esquema funciona cuando el cliente ya no cuenta con los recursos suficientes para continuar pagando su crédito vigente, por lo que debe recurrir a la institución correspondiente y exponer los motivos para comenzar la reestructuración.

Sin embargo, tomar esta alternativa también dejará una marca en el historial crediticio, lo cual podría dificultar las posibilidades de adquirir un nuevo crédito a futuro.

 

LEG

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