24 años tuvieron que pasar para que el Puebla de la Franja ganara un campeonato de fuerzas básicas, el equipo sub 17 bajo el mando de Luis Arce se coronó tras empatar a cero con el Necaxa en Aguascalientes y con un global de 3-1 alzar el trofeo. Un poblano, Santiago Montiel, fue el primero en tocarlo para dar paso al festejo y dar una esperanza a la afición camotera que se ha dado cuenta que existe una buena generación de jugadores forjándose en la organización, pero desde este momento hay que decir claramente que estos jóvenes tienen un  buen futuro, ya lograron un campeonato, pero su carrera apenas está empezando y para llegar al máximo circuito deberán seguir trabajando sin oír el canto de las sirenas.

El reto es muy fuerte para los hombres que toman las decisiones futbolísticas ya que ante las bajas importantes de Nicolás Vikonis, Pablo González y Brayan Angulo, así como la exigencia de una afición molesta por el manejo del equipo, lo más fácil podría ser apresurar procesos. Lo que en realidad se le tiene que pedir al nuevo técnico del primer equipo, Nicolás Larcamón es que conozca el trabajo de las fuerzas básicas y a partir de ese conocimiento vaya dando las opciones que se ganen los campeones sub 17 y los de la sub 20 que también tuvieron una buena temporada. Un campeonato en fuerzas básicas puede significar mucho si va acompañado de un desarrollo para los jugadores, puede significar un estirón para el equipo o puede quedarse en anécdota y, desgraciadamente, el Puebla ya sabe lo que es sufrir esa situación.

Del equipo que fue campeón en la segunda división dentro de las filiales en 1996 varios debutaron, pero el problema es que sus procesos se adelantaron ante las urgencias del equipo y pocos se consolidaron. El capitán de ese equipo, Juan Gabriel Nolasco tuvo continuidad en el Puebla que llegó a la semifinal del Invierno 96 pero un mal partido lo condenó al ostracismo y luego vino la inestabilidad en el banquillo camotero por lo que ya no pudo reencontrar su mejor versión; otros fueron parte de la base mexicana que se quedó con el cambio de directiva entre José Abed y Francisco Bernat, pero al perder a los jugadores de experiencia y a los extranjeros que marcaban la diferencia como Gerardo Rabajda y Carlos Muñoz para dar paso a los yugoslavos, los jóvenes hechos en casa no tuvieron quien los cobijara y fueron parte del hundimiento del equipo.

Por más talento que exista, por más resultados positivos que hayan dado, en ningún equipo se puede cargar de responsabilidades a los canteranos. Son los hombres de experiencia y los extranjeros los que deben cargar con el peso y dejar que los jóvenes vayan explotando; las mejores de versiones de Pumas se dieron de esa forma porque el gran equipo de Miguel Mejía Barón ya había madurado a los Patiño, Campos, García, Suárez y Ramírez Perales con el trabajo de García Aspe (que había aparecido en la 84-85 para jugar el mundial sub 20 de la Unión Soviética con Héctor Becerra y Francisco Javier Cruz de Monterrey, con Nacho Ambriz y con Alejandro Frías del Ángeles de Puebla), pero sobre todo con el talento y experiencia de los extranjeros Juan Carlos Vera y Ricardo Ferreti. En contraparte, la historia reciente de Chivas revela el daño que se le puede hacer a los jóvenes por adelantar los procesos o por no cobijarlos con calidad y experiencia, para empezar a exigirles que resuelvan todos los problemas, como sucedió con Sergio “Gaucho” Ávila o en los últimos torneos con Eduardo López.

El título de la categoría sub 17 del Puebla es importante porque durante mucho tiempo las básicas de la Franja se entendieron como un gasto, como un requisito que cumplir ante la Liga Mx y nada más. Pudieron llegar jugadores talentosos pero no hubo un proyecto que los ayudara a cuajar, es más durante años se les enseñó a perder porque ambos equipos menores de la Franja siempre estaban en los últimos lugares y entonces se escuchaba como justificación que los resultados no importaban que lo realmente fundamental era el desarrollo de futbolistas, cuando la realidad es que durante esos años lo que se les enseñó a esos jugadores fue a perder (una idea que me comentó Paúl Moreno quien se ha especializado en el trabajo con jóvenes futbolistas); por eso bienvenido el título porque ahora esta generación ya aprendió a ganar, pero eso no quiere decir que todos están listos para Primera División o que la sub 20 les va a quedar chiquita.

No hay una receta que indique en qué momento tal jugador está listo para llegar al máximo circuito porque también influyen factores personales y del entorno de cada futbolista, pero ahora el Puebla sí puede decirle a su técnico que se dé una vuelta por las básicas, que no sólo se reúna con el encargado del proyecto, Manolo Vega, y con los técnicos de los equipos, o que llame a algunos al entrenamiento, sino que se dé tiempo de conocer a los prospectos para que con conocimiento de causa pueda tomar una decisión. Juan Reynoso nunca creyó en el proyecto de fuerzas básicas, es cierto que llamaba a algunos a los entrenamientos y que debutó a varios pero lo hizo para cumplir porque les dio pocos minutos o les cambió de posición y nunca volvió a tomarlos en cuenta como a Diego Zago después de debutar en Aguascalientes ante Necaxa.

Reynoso prefirió aceptar la contratación de Israel Reyes y Daniel Aguilar, jóvenes procedentes del Atlas, antes de darle continuidad a Zago, prefirió la contratación de un arquero del América antes que darle confianza a Martín  Lagunes, prefirió a improvisar a algunos en funciones defensivas antes de confiar en la cantera poblana, justo cuando un grupo de jugadores jóvenes vino a demostrar que sí hay talento en esa despreciada cantera. El Puebla sub 17 se sobrepuso a todo, incluyendo un inicio lento, fue el último equipo en clasificar y para ello tuvo que esperar resultados para meterse por primera vez a una liguilla; en el debut en casa perdió ante el líder Pachuca por 3-0 en un juego donde el guardameta, Luis Hernández cometió dos errores graves, pero lejos de derrumbarse el equipo de Luis Arce fue a golear 5-2 a los Tuzos para meterse por los goles como visitante y Hernández hizo atajadas importantes levantándose de una mala actuación.

La explosión ofensiva continuó ante el Atlas con un 4-2 en el Cuauhtémoc (donde no habían jugado), para completar la obra con una derrota de 2-1 en Guadalajara, lo que dio paso a la victoria de 3-1 sobre los Rayos y el empate a cero del sábado donde la figura fue Luis Hernández que en sólo tres semanas pasó de ser el chivo expiatorio de una derrota de 0-3 a uno de los héroes de la coronación lo que demuestra las condiciones del joven guardameta, su fuerte carácter para sobreponerse y el manejo del cuerpo técnico que encabeza Luis Arce pero en el que también figuran Luis Miguel Noriega y Juan Carlos Cacho.

Por lo pronto vaya memorizando los nombres de Luis Hernández (Estado de México), Emilio Martínez (Veracruz), Christopher Jiménez (Teziutlán, Puebla), Santiago Montiel (Puebla), Pedro Budib (Puebla), Randall Girón (Guerrero), Daniel Lajud (Veracruz), Milton Hernández (Puebla), Cristian Mares (Guanajuato), Tristhan Jaimes (Estado de México), Dylan Torres (Ciudad de México), Fabrizzio Orozco (Jalisco), Gerardo Saucedo (Nuevo León), Diego Ayala (Ciudad de México), Emmanuel Patiño (Estado de México), Franco Rossano (Puebla), Daniel Haces (Puebla), Sebastián López (Ciudad de México), Emilio Tame (de nacionalidad mexicana, pero nacido en Asturias, España), Patrick Villa (Ciudad de México) y Ángel Morales (Puebla), este último un delantero que fue titular gran parte del torneo y el inicio de la liguilla y al que una lesión evitó que estuviera en la cancha ante los Rayos.

Ahora se podría aplicar la frase de José Alfredo Jiménez: “No hay llegar primero, hay que saber llegar”, pero en este caso para llegar los jóvenes futbolistas necesitarán mucha ayuda por parte de los hombres de futbol que hay en la organización y que encabeza Carlos Poblete, al tiempo de entender que si bien ya ganaron un campeonato, su carrera no ha hecho más que empezar y si bien iniciaron con un título hay un proceso que deben cumplir para lograr el verdadero sueño que es llegar y consolidarse en el máximo circuito.

Lo que sí es válido señalar es que con este campeonato se demuestra que hay talento tanto en los jugadores como en los cuerpos técnicos de las básicas y desde el sábado los estrategas que lleguen al primer equipo deberán entender que tienen que voltear a casa, deben empezar a confiar en un proceso que es justo decir arrancó con José María Padilla (hoy en Necaxa) y que Manolo Vega supo potenciar para alcanzar un gran resultado. Felicidades a los jóvenes jugadores, pero esto no ha hecho más que iniciar y si bien un campeonato siempre es bienvenido, para ellos lo más importante todavía está por llegar.

 

El Blog de Puebla Deportes por Antonio Abascal