#AbrirOMorir ha sido mucho más que la expresión mercadológica de un sector esencial en la actividad económica de Puebla y el país, que no ha podido aliviar penurias en medio de la emergencia por la crisis de salud.

El respiro que permitió la apertura gradual antes de la llegada de las fiestas de fin de año, terminó el 28 de diciembre con el anuncio del virtual regreso al confinamiento que todos padecimos en el momento más lastimoso de la pandemia, entre los meses de junio y julio de 2020.

El gobierno de Miguel Barbosa enfrenta en estos momentos la disyuntiva de extender el encierro y paralización de la actividad económica, para frenar el alto número de contagios y muertos.

La factura ha sido extremadamente alta por el relajamiento del que la sociedad es responsable. En promedio, han muerto 30 personas cada día de este naciente 2021, lo que ha inundado de dolor y duelo a incontables víctimas colaterales de la letalidad de estos días.

Los testimonios de familias envueltas en la tragedia y el luto lastiman y frustran. Hablan de cuerpos de familiares en bodegas acondicionadas, en una fúnebre lista de espera para ser cremados ante la saturación por la elevada demanda de convertir en ceniza a quienes amamos.

Que lejos en tiempo y distancia parece estar el tiempo del vino y agasajo por haber terminado un 2020 del que parecía que habíamos aprendido todo. Está claro que la lección no ha terminado.

En la lógica por sobrevivir a la enfermedad misma, el desafío aplica para todos los sectores. De ahí la demanda entendible de exigir la apertura responsable de un sector que debe ocupar unos 30 mil trabajadores y la consecuente derrama económica.

La administración estatal, que se ha distinguido por asumir una conducta férrea para contener la pandemia a diferencia de otros estados del país en donde el titubeo marcó sus respectivas gestiones, ha sido flexible ante reclamos legítimos como el del restaurantero por la apertura gradual.

La expectativa por las nuevas disposiciones ante el elevado número de enfermos de Covid-19, decesos, casos activos y demanda de atención médica entró en un nivel no visto en meses anteriores.

El lunes 25 se cumplirá el plazo establecido para definir el camino a seguir por el gobierno y la sociedad. La moneda sigue en el aire, pero tampoco hay que entrar en el plano de la especulación porque los números son objetivos: la crisis sanitaria es aún mayor a lo que vimos en 2020.

Es probable que haya una extensión del periodo de confinamiento, imponer medidas adicionales para que el uso del cubrebocas sea norma, incrementar la difusión de mensajes en medios y plataformas sobre medidas sanitarias.

De ahí que el movimiento #AbrirOMorir ha sido de la mayor pertinencia.  Lejos del oportunismo de un segmento de la clase política, la omisión de una buena cantidad de gobiernos municipales, la actividad restaurantera y otros servicios, como lo han reiterado, forman parte de la solución y no del problema.

La demanda es legítima y debería ser valorada en su justa dimensión, sin el tamiz del interés político que todo contamina.

 

@FerMaldonadoMX

Parabolica.MX por Fernando Maldonado