Uno de los edificios más emblemáticos del Centro Histórico y símbolo de la modernidad porfiriana, por su elevador, el primero de la ciudad, el cual aún funciona, es el Edificio Arronte, actual biblioteca de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), cuya belleza arquitectónica, sigue asombrando a locales y turistas.

Ente los visitantes más famosos cuando fue hotel, estuvo la pintora mexicana, Frida Kahlo, una de las artistas surrealistas más importantes de la historia de México, quien ahí se hospedó.

Sobre las características y aportes al paisaje urbano, la especialista de la UPAEP en Patrimonio Arquitectónico, Dolores Dib Álvarez, lo calificó como único, “un edificio característico de la arquitectura de la época virreinal y lo conocemos como el Edificio Arronte, o la Casa de los Cañones”. 

Detalló que la construcción del inmueble data del Siglo XVI, pero tuvo modificaciones en el XVIII con algunas añadiduras en el siglo XIX, como su elevador.

La arquitecta resaltó que, en este devenir, ha tenido varios usos: “desde casa habitación, comercio, restaurante, hotel con diferentes nombres, hasta antes de que en 1981 lo adquiriera la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), la cual tiene varios edificios en el Centro Histórico de Puebla por su gran valor patrimonial”. 

Dolores Dib Álvarez añadió que tras la intervención que el edificio tuvo en el siglo XVIII, se le dieron muchos elementos distintivos del barroco.

“Está revestido en su fachada con ladrillo cuadrado, azulejos, argamasas, y un perfil con grecas muy bonito; en el siglo XIX, principios del XX, fue cuando se le agregó el tercer nivel para hacerlo más espacioso”.

La especialista en inmuebles históricos añadió que el Edificio Arronte, “en el patio, tiene una cubierta propia de las casas de la época, con un patio central, un zaguán; hoy está adaptado para bibliotecas y salones, que es el uso para el que se ha destinado”. 

PRIMER ELEVADOR DE PUEBLA

“Ahí está el primer elevador eléctrico instalado en nuestra ciudad”, resaltó Dolores Dib Álvarez al recordar que fue en 1915 cuando llegó tal artilugio, de los albores de la era eléctrica.

El aparato es una jaula de hierro con puertas corredizas, con la leyenda Elevador Flojera, con una capacidad de carga de 400 kilos, suficiente para subir o bajar a seis personas, aproximadamente. 

Sigue funcionando, pero solo para personas de la tercera edad o con algún tipo de discapacidad. 

Cabe destacar que previo a 1852, los elevadores no eran percibidos como seguros, por lo cual, a pesar de haber tecnología para construir estructuras altas, los edificios no superaban los cinco niveles.

No fue sino hasta 1852 cuando el estadounidense Elisha Graves Otis creó un freno para ascensor, el cual conquistó el mercado gracias a su ingenioso sistema automático de seguridad. Se perdió el miedo y se extendió su uso en los edificios que se lo podían permitir, cómo fue el caso del Edificio Arronte. 

“Sabemos que con el Porfiriato llegó mucha modernidad, con el uso del hierro y la electricidad, entre otros progresos, y con toda esa tecnología disponible, es que se instala el elevador en el edificio; en ese tiempo era un hotel y el elevador lo hizo mucho más cómodo y atractivo”, narró Dib.

Además, destacó que “desde entonces, el elevador permanece ahí y aún funciona, lo que le da un atractivo especial al inmueble”.

Al cuestionarle cuál pudo haber sido la reacción de los poblanos ante su primer elevador, Dolores Dib sentenció que “si nos ubicamos en esa época, vemos el impacto de un elemento moderno de este tipo, con el progreso que había traído el Porfiriato; es de suponer que fue un gran atractivo para ir a ver el inmueble y hospedarse en el hotel; algo similar pasó cuando instalaron, en el Woolworth de Puebla, la primera escalera eléctrica en los años 70; iba la gente a comprar, pero otros solo lo hacían por la experiencia de la escalera.

“Algo así pasó con el elevador del Arronte, también fue un gran atractivo, no era propiamente un lugar público, pero llamó la atención ir a ver cómo funcionaba el aparato, fue toda una novedad importante de las que empezaron a llegar a la ciudad; todos estos adelantos del Porfiriato en Puebla están representados”.

APORTACIÓN 

Sobre los aspectos arquitectónicos del Edificio Arronte, Dolores Dib resaltó su estilo barroco; “es una casa señorial que, si nos fijamos en todos sus detalles de argamasa, vemos unas gárgolas en forma de cañón, instalados tanto en la fachada, apuntando hacia la calle, como el patio interior y eso nos habla de todos los propietarios que tuvo a lo largo de su historia; eran gente de alcurnia, como se les decía”. 

Destacó que además por su cercanía al Zócalo, el edifico tiene una ubicación privilegiada y desde los años 80, la BUAP ha cuidado bien del inmueble.

Por: Arturo Cravioto

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