Hellraiser, de Clive Barker, es una novela de terror que desde el comienzo nos atrapa en un mundo obscuro, de incertidumbre, sombras, misterios y sorpresas.
La novela tiene 4 personajes: Frank, Rory, Julia y Kirsty.
Desde el inicio de la lectura, se abre el reino del terror, de la crueldad, y del suspenso. Entra uno en una habitación oscura repleta de símbolos herejes y malditos, que son los que se encargarán de recibir a los seres diabólicos que Frank invoca.
Entre los artículos que Frank ha preparado para sus rituales, se encuentran una jarra llena de orines y una charola con cabezas sangrantes de palomas.
Es de noche, Frank se encuentra manipulando un artefacto llamado La Configuración de Lemarchand, que es una especie de caja musical, un rompecabezas que abrirá las puertas de otro mundo.
La superficie de la caja es lisa por todos lados y Frank presiona con los pulgares en algunas zonas para encontrar la manera precisa de abrir el mecanismo. Frank presiente que será esa noche cuando por fin podrá abrir la caja y cree que entonces tendrá nuevos placeres a su alcance.
La Configuración de Lemarchand es una especie de Lámpara de Aladino o parecida a la botella de un genio, y según la leyenda, a quien sea capaz de abrirla se le cumplirán sus deseos.
Frank sólo aspira a conocer nuevos placeres corporales, pero lo que no sabe es que en otros mundos los placeres pueden ser distintos de los que los humanos conocemos.
Sabe que en cualquier momento de esa noche resolverá el enigma del artefacto y que entonces se abrirá una puerta que lo comunicará con poderes sobrehumanos.
De pronto, Frank comienza a escuchar el sonido lejano de una campana, que él cree que es de un templo. Frank no hace mucho caso del sonido de la campana y continúa haciendo combinaciones con sus pulgares y girando la caja para intentar abrirla. Sin embargo, el tañido de las campanas lo acompañará esa noche y aumentará conforme se acerca el momento de abrir la puerta hacia un mundo desconocido.
Un par de minutos después, Frank aprieta un área de la caja y escucha un clic. Emocionado como nunca antes, Frank sigue presionando con sus pulgares y escucha que desde dentro de la caja brota una música que lo impulsa a manipular el mecanismo para seguir avanzando, porque el artefacto tiene otras combinaciones que hay que resolver para poder abrirla totalmente.
Frank escucha las campanadas cada vez más cerca, se vuelve a mirar la ventana y se da cuenta de que ya casi va a amanecer y que es imposible que el tañido de las campanas provenga de un templo.
Frank descubre que el sonido de las campanas proviene de algún punto de la caja, tal vez de la misma puerta que se abrirá para que se comunique con otro mundo.
Aunque Frank tiene miedo, no quita los dedos de la caja y de repente presiona el ultimo resorte y consigue que la caja se abra totalmente.
Con la mirada borrosa y el corazón latiéndole a toda velocidad, Frank escucha que los sonidos de las campanas aumentan y espera que algo surja de esa oscuridad que se forma en una de las paredes de su habitación.
En el momento siguiente, surge una luz de esa oscuridad y Frank mira a tres personajes esqueléticos, casi descarnados, y que en la poca piel que les queda tienen llagas, marcas de cicatrices y cortes.
Los tres sujetos tienen la piel rebanada, sanguinolenta, viva, maltratada, alguno de esos sujetos tiene anzuelos y cadenas incrustados en varias zonas del cuerpo y los tres sujetos tienen un aspecto terrorífico.
Hay un cuarto personaje, pero permanece en la más absoluta oscuridad y Frank no puede mirarlo.
Frank está aterrorizado, pero sabe que ya no puede retroceder y que tiene que seguir adelante.
Uno de los sujetos se adelanta y le pregunta a Frank en qué ciudad se encuentran. Frank tiene tanto miedo que no intenta siquiera responder. El tipo, que lleva el cráneo tatuado y lleno de alfileres, le pregunta a Frank si sabe quiénes son ellos.
Frank reacciona y le dice que sí sabe. Los sujetos le preguntan qué es lo que quiere, y Frank sólo les responde que quiere placeres.
El sujeto le pregunta si los placeres del mundo lo aburren y Frank responde que sí, y aprovecha para decirles si ellos son capaces de proporcionarle el placer que él busca.
El tipo le responde que sí, pero le advierte que el placer no es cómo Frank lo entiende. Le habla de algunas terminaciones nerviosas que, si se manipulan adecuadamente, son capaces de llevar a un ser humano a sentir placeres increíbles.
Frank se emociona porque cree que al fin podrá recibir el pago de sus esfuerzos de haber logrado resolver el mecanismo de La Configuración de Lemarchand.
Otro de los seres le pregunta si quiere experimentar lo que son capaces de darle y Frank responde que sí, que le muestren esos placeres.
Enseguida, se escucha un crujido en la pared y se abre una puerta de la que surgen olores que Frank nunca antes había percibido.
Como primer regalo, los seres diabólicos aumentan la capacidad olfativa de Frank y todos los aromas que le llegan crecen de tal forma que comienzan a lastimar su olfato, su cerebro, y todo su ser.
Sus oídos comienzan a percibir sonidos que nunca había escuchado. Le llegan voces y ruidos como estruendos que lo entorpecen y lo dejan sin saber qué hacer.
Luego la vista se le agudiza, pero de tal forma que comienza a mirar los granos en las paredes, las rayas de hilos de su camisa y las grietas que hay en el techo. En un momento, sus cinco sentidos se exacerban y casi lo enloquecen.
Incapaz de soportar lo que entra por sus cinco sentidos, Frank se derrumba y rueda por el piso suplicando que detengan ese martirio, pero los sujetos ya se han ido.
De pronto, todas las sensaciones de Frank vuelven a la normalidad y cuando piensa que ya se ha salvado, en la oscuridad ve a una figura de una mujer esquelética, de boca ensangrentada y piel lastimada.
La mujer está sentada sobre un altero de cabezas humanas que sangran y escurren masa encefálica. Sobre los muslos de la mujer, hay veinte lenguas.
La mujer se levanta de las cabezas humanas y las lenguas caen sobre el suelo. Ella ve tendido a Frank en el piso y le dice que todo lo que acaba de experimentar no se ha terminado, sino que apenas va a comenzar.
Hellraiser es una novela que fue escrita en 1986.
En 1987, Clive Barker adaptó para cine su novela y él mismo dirigió la película.
Hellraiser es una novela que crea un ambiente opresivo, cargado de emoción, desde el principio hasta el final de la historia que nos cuenta.
Parece posible que el personaje principal, Frank, represente el estereotipo del ciudadano inmerso en un mundo de alta tecnología y diversión, harto ya de los placeres físicos y ávido de conocer estremecimientos nuevos que justifiquen su existencia.
Frank es un personaje cargado de habilidades, intensamente vivo, que utiliza toda su energía para pasársela bien en el mundo. Lo mismo le da robar que engañar, seducir mujeres, o traficar con cualesquiera objetos. Sin embargo, en algún momento, los placeres que le ofrece el mundo ya no le bastan para sentirse satisfecho y cae en una depresión que, incluso, lo coloca cerca del suicidio.
Julia, cuñada de Frank, es el retrato de una mujer joven y hermosa. Vive una relación sentimental a la que ahora ya considera anodina y se siente frustrada. Alguna vez, Julia creyó que estaba enamorada de Rory, el hermano de Frank, y tuvo la debilidad de casarse con él.
Rory es la imagen del amante comprensivo y del buen ciudadano. Frank es un ser sensual, que se guía por sus instintos primarios, como las bestias, y para disfrutar del mundo a su gusto hace a un lado la conciencia.
Desde el inicio de la novela, el ambiente en el que se mueven los personajes, por supuesto es oscuro, opresivo. Tal parece que hasta en las situaciones más cotidianas siempre se encuentran al borde del miedo y la locura.
La maestría narrativa de Clive Barker no sólo es en el manejo de los ambientes y los personajes, sino que, además, describe la historia con un lenguaje elegante y literario, y en ocasiones hasta se da el lujo de jugar con los tiempos narrativos, y ahondar en las profundidades del ser humano.
Hellraiser es una novela en la que no hay bondad, sino crudeza, y en la que se manifiestan varias de las provincias oscuras del ser humano.
Para mostrar lo opresivo del mundo terrenal, Clive Barker no tiene que recurrir a lo diabólico, a una especie de maldad que está ahí afuera acechando el descuido de la humanidad para dañarla, para mostrar la podredumbre le basta con escarbar en unas cuantas zonas oscuras del ser humano.
Aunque Clive Barker es un maestro del terror, su capacidad no sólo se reduce a contar extraordinarias historias. Además, o sobre todo, es un escritor de literatura de altos vuelos, que como si fuera un entretenimiento, se permite escribir historias de horror.
Clive Barker es un autor inglés que ha escrito más de una docena de novelas, pero es conocido sobre todo por sus 6 volúmenes de cuentos titulados Libros de Sangre, los cuales son deslumbrantes.
@Lermanorberto
Por Juan Norberto Lerma