La vida de Morelia cambió radicalmente cuando tenía solo tres años. Su familia la consideraba una “niña feliz”, pues siempre estaba riendo. Un día sufrió una caída y comenzaron las convulsiones, con las que ha vivido durante 30 años.
El accidente llevó a sus padres a enfrentar una etapa de confusión y emociones intensas. Buscaron fortaleza para apoyarla y comprender lo que estaba ocurriendo.
La madre y el padre de Morelia visitaron diversos médicos y hospitales, ya que las convulsiones se intensificaban, ella perdía fuerza y sus episodios epilépticos eran cada vez más frecuentes. Los diagnósticos no eran precisos.
No fue sino hasta que llegó al Hospital Infantil de México donde le diagnosticaron un síndrome poco común, del que sólo se conocían dos casos a nivel mundial. Esto complicó su tratamiento, ya que existían muy pocos estudios al respecto.
Ante ello, fue sometida a una cirugía de cráneo abierto, en la que se le extirpó la mitad de un hemisferio cerebral. Sus padres temían que quedara en estado vegetativo, pero al despertar los reconoció.
“El proceso no fue fácil. Fueron muchos años, pero nuestra fe se fortalecía. Visitamos iglesias donde sacerdotes ayudaban en la sanación desde un enfoque espiritual. Algunas oraciones la ayudaron a salir adelante”, relató un familiar cercano que pidió el anonimato.
Actualmente, Morelia tiene 30 años. Su vida ha estado marcada por las convulsiones, lo que le impidió continuar su educación más allá de la primaria y hoy enfrenta dificultades para concentrarse.
“Los procedimientos continúan. Sigue convulsionando, aunque de forma esporádica, y ha aprendido a reaccionar después de cada episodio”, afirmó su familiar.
Según datos del Gobierno Federal, en México se estima que alrededor de dos millones de personas viven con epilepsia. No obstante, debido a la falta de registros, no existe una cifra actualizada en el estado de Puebla.