José González viajó desde Venezuela para salvar a su hermano con un trasplante de riñón, pero fue detenido por ICE. Hoy permanece en libertad condicional humanitaria.
José Gregorio González, de 43 años, cruzó la frontera de Estados Unidos con un propósito claro: donar su riñón a su hermano menor, José Alfredo Pacheco.
Pacheco sufre de insuficiencia renal terminal y depende de diálisis constante.
Sin embargo, la ley migratoria estadounidense puso en riesgo la vida de ambos.
González fue arrestado por el Servicio de Inmigración (ICE) en marzo, pese a estar en proceso médico.
El venezolano ingresó al país en 2023 usando una aplicación de la Oficina de Aduanas.
Aunque logró entrar, tenía una orden previa de deportación que condicionaba su estadía.
Durante un año, vivió bajo supervisión: portaba un grillete electrónico y debía presentarse periódicamente ante las autoridades.
En ese tiempo se hizo pruebas para confirmar su compatibilidad como donante.
El 3 de marzo, agentes de ICE lo detuvieron en su casa en Illinois.
Esto provocó protestas y vigilias encabezadas por la ONG Proyecto Resurrección, en Chicago.
“El vino con la esperanza de salvarme”, declaró Pacheco, quien depende de la diálisis y apenas puede moverse.
Actualmente, más de 90 mil personas esperan un riñón en Estados Unidos.
El 1 de abril, ICE otorgó a González libertad condicional humanitaria, lo que le permite continuar el proceso médico.
Aunque sigue siendo una medida temporal, es una excepción en la política migratoria.
Si no es compatible con su hermano, ambos podrían participar en un programa de intercambio emparejado de órganos.
El caso reabre el debate sobre cómo la política migratoria puede colisionar con derechos humanos básicos, como la salud y la vida.