DIEGO CARDOSO

Pienso que más allá de derechas o izquierdas, de filias o fobias, de ponerle nombre a un grupo y color a una ideología, en Puebla hay empresarios ricos y empresas pobres. Lo primero que tenemos que reflexionar es acerca de un empresariado lleno de gente que hace muchos negocios y nunca empresa.

Hacer empresa es algo mucho más que hacer dinero a través de una razón social. Hacer empresa es ser consciente de la hipoteca social y ambiental, que si no pagamos los que estamos en ésta generación de empresarios, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos son los que pagarán el deterioro ambiental y humano que ya comenzamos a ver. 

Segunda reflexión sobre el empresariado poblano es que no sabe ponerse de acuerdo. Por eso es algo tan importante contar con extraordinarios liderazgos éticos en CCE, Coparmex, Canacintra, Canaco y demás asociaciones.

Necesitamos líderes que tengan la boca muy grande para decir sin miedo y con inteligencia lo que se tenga que decir. Pero necesitamos líderes que tengan la cola muy corta.Necesitamos líderes de verdad. No necesitamos santurrones de golpes de pecho ni camaleones, que con la técnica del mimetismo se han sabido acomodar hábilmente al gobernante en turno renunciando a principios y valores.

Si llegamos a ver que hay liderazgos que hoy se aprovechan de la silla y del puesto para hacer negocios con Gobierno; no es culpa del indio, sino del que los hizo compadres. O sea, es culpa de nosotros y de los que los elegimos. Idem se aplica al Gobierno, porque estamos como estamos porque somos como somos. Por tanto, está perfectamente dicho que no todo lo legal es legítimo y ético.

En la Alemania nazi era legal y no ético lo que se hacía.El aborto será todo lo legal que quieran los colectivos y los gobiernos, pero nunca será algo ético. En el caso de la expropiación es la misma reflexión. No por ser legal es ética. La expropiación bien hecha es 100% legal y será ética en términos del procedimiento que justifique el interés público y el bien mayor.

Así que el gobernador Armenta tiene todo el derecho, en términos de ley, de expropiar. Lo que molesta y no es ético, desde mi punto de vista, son las amenazas autoritarias, dichas con todo respeto desde el poder. Lo que debemos de pedir es conversación y diálogo. 

Nuestros valores son democráticos y el debate que hacemos no es sobre la expropiación de las tierras en Angelópolis. El debate de fondo es sobre nuestro actuar ético y la relación entre el empresariado y el Gobierno.

Defendamos como mexicanos la libre expresión, defendamos la propiedad privada y condenemos toda forma de autoritarismo que atente contra la dignidad de la persona y las libertades. 

El problema social no es de ahora, tiene 30 años. El debate ético es sobre cómo interactuar a partir de ahora con el gobierno y cómo creamos conciencia, porque hemos abandonado el campo.

El Gobierno y algunos empresarios lo han explotado y le han cerrado vías de oportunidad a este sector de la población. Nuestro abandono e indiferencia hacia el campo y la gente que vive de él ha de ser motivo de reflexión y preocupación. 

Por eso el campesino es presa fácil de la dádiva y del populismo salvaje de estos cuates. El Gobierno tiene el poder, pero ese poder no es suyo, le fue dado para servir a todo los poblanos en equilibrio. 

La voz de Coparmex y de los demás grupos empresariales deben defender, desde mi punto de vista, al empresariado de los abusos e ilegalidades. Debe ser una voz firme y reflexiva, pero debe también ser una voz muy autocrítica.

Entonces, la voz valiente por antonomasia tendrá legitimidad y será una voz líder que una y que no divida a los poblanos; será una voz que concilie lo conciliable, y que genere valor y conciencia al Gobierno y a la sociedad. 

Lo que me llega a molestar en ocasiones es criticar al Gobierno con un whisky en la mano, sin pensar en tantos mexicanos marginados y qué requieren de nuestra mirada y de nuestro liderazgo.

No seamos charlistas de café o de whisky; seamos críticos pero también autocríticos. Pero sobre todo seamos actores y no espectadores del devenir. Puebla es de los poblanos, no es de una sola persona, Gobierno o grupo. ¿Qué pasaría si nos uniéramos?

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