La discoteca Jet Set en Santo Domingo colapsó durante un concierto, dejando al menos 184 personas muertas y 150 heridas, según autoridades de República Dominicana.
El derrumbe ocurrió el martes 8 de abril, mientras el emblemático cantante de merengue Rubby Pérez ofrecía una presentación. Entre las víctimas figuran también la gobernadora de Monte Cristi, Nelsy Cruz, y los exbeisbolistas Octavio Dotel y Tony Blanco.
El gobierno dominicano declaró que se rendirá un homenaje nacional a Rubby Pérez en el Teatro Nacional.
Con la extracción de los últimos cuerpos, las autoridades concluyeron el operativo de rescate. “Ya tenemos 12 cuerpos afuera y faltan ocho”, dijo el general José Luis Frómeta Herasme, jefe de bomberos.
Más de 300 socorristas participaron en el operativo, utilizando maquinaria pesada, martillos hidráulicos y perros entrenados. Equipos internacionales de Puerto Rico e Israel se sumaron a los esfuerzos.
Desde el aire, el daño es evidente: un enorme agujero en el techo muestra la magnitud del colapso.
Familiares continúan buscando a sus seres queridos en hospitales y morgues. Mercedes López, madre de un joven desaparecido, describió el ambiente como “angustiante y doloroso”.
Aunque no se reveló el número exacto de asistentes, se estima que la discoteca, con capacidad para 1,500 personas, estaba llena.
El Papa Francisco envió sus condolencias, y se confirmó la muerte de al menos un ciudadano estadounidense. La Fiscalía abrió una investigación sobre las causas del siniestro, entre cuestionamientos a las condiciones del lugar.
La tragedia ha sido calificada como una de las peores en la historia reciente del país caribeño.