El Banco de México (Banxico) redujo su tasa de fondeo en 50 puntos base, dejándola en 8.50%, durante su decisión del 15 de mayo, como parte de su estrategia monetaria.
La medida fue unánime y estaba ampliamente anticipada por los mercados. Banxico argumentó que la economía muestra señales de debilidad en 2025, con un PIB ajustado de apenas 0.2%.
El documento señala que la actividad económica fue sostenida únicamente por sectores primarios, mientras que los secundarios se contrajeron y los terciarios permanecieron estancados.
Además, la demanda interna sigue sin mostrar fortaleza. La Junta de Gobierno coincidió en que el balance de riesgos para el crecimiento económico está sesgado a la baja.
Uno de los miembros señaló que la convergencia inflacionaria podría alcanzarse con un menor nivel de restricción monetaria, apoyado por la apreciación del peso mexicano.
También se destacó que la política monetaria opera en un entorno de alta incertidumbre y volatilidad, tanto interna como externa, debido a presiones arancelarias y primas de riesgo en EU.
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Banxico observó que la inflación actual está por debajo de niveles registrados durante la pandemia, lo que refleja avances en el proceso de desinflación.
Sin embargo, los pronósticos de inflación para 2025 fueron ajustados al alza, debido al aumento de precios en mercancías, aunque se espera que el componente de servicios ceda.
Banxico estima que la inflación general convergerá al objetivo de 3% hasta el tercer trimestre de 2026, en un entorno de débil crecimiento económico y condiciones restrictivas.
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