La retórica antiinmigrante en EU ha desatado una crisis silenciosa: el deterioro de la salud mental entre millones de migrantes que enfrentan amenazas de deportación.
Especialistas advierten que la tensión que viven los migrantes en Estados Unidos, por las políticas antiinmigrantes impulsadas por Donald Trump, ha detonado una crisis de salud mental comparable a la del 11-S.
Casos como el de Sindy Estrada, colombiana con orden de deportación en Nueva Jersey, evidencian el impacto psicológico. Su hijo adolescente recibe tratamiento por ansiedad, pánico y depresión.
La promesa de realizar una deportación masiva, sumada a la cancelación de permisos temporales de residencia, genera un ambiente de miedo constante en comunidades latinas.
Aunque las autoridades de inmigración aseguran actuar contra personas con antecedentes penales, la mayoría de los detenidos no tiene historial criminal, lo que incrementa la incertidumbre.
Agentes del ICE patrullan barrios latinos y estaciones de metro, provocando una sensación de vigilancia y persecución, según testimonios recabados en Nueva York.
Juan Carlos Dumas, consultor en salud mental, afirma que la población migrante enfrenta una situación similar a la posterior al 11 de septiembre: aumento en consumo de drogas, alcohol y autolesiones.
Dumas señala que hay más casos de conductas agresivas en niños y aislamiento familiar, como efecto directo del miedo a la deportación.
A pesar del panorama, organizaciones sociales y servicios públicos en ciudades santuario como Nueva York ofrecen apoyo psicológico gratuito y redes de acompañamiento.
“El trauma es cotidiano, pero hay que resistir”, dijo Dumas. Llamó a no rendirse ni aislarse, ya que el apoyo emocional es clave para enfrentar esta crisis.