La primera movilización de personas LGBTIQ+ en Puebla se realizó el 31 de marzo de 2002, un Domingo de Resurrección, con una caravana drag organizada por un grupo de amigos que coincidían en ideas y afectos, además de su orientación sexual.
Sin embargo, también compartían la lucha diaria en contra de agresiones físicas, la represión policial y las razias que, a finales de los años noventa, eran comunes.
“Entonces, había muchos ataques en contra de los homosexuales obvios, que se les notaba y yo en aquel tiempo era bastante amanerado”, dijo Onán Vázquez Chávez.
“Yo sí sufrí agresiones físicas en la calle, a plena luz del día, por tipos que se bajaban de un coche con un bate o un palo de escoba y me golpearon detrás de las rodillas y uno caía”, describió el presidente de la asociación civil Vida Plena.
Otro motivo que empujó aquella manifestación, fueron las declaraciones del expresidente municipal de Puebla entre 2002 y 2005, Mario Marín Torres, quien afirmó “que limpiaría el Zócalo de jotos” durante un mitin de campaña, recordó el activista.
Sin redes sociales, la socialización entre la población LGBTIQ+ se daba en la plaza principal del Centro Histórico poblano, donde se reunían hombres gay y mujeres trans, principalmente, para convivir y conocerse.
“Obviamente que el Zócalo estaba atascado, lo cual no le gustaba a ciertas conciencias, pero nunca hubo disturbios, nunca supe de cuestiones de violencia, sino que era la incomodidad de las autoridades. Cuando Mario Marín entra al Gobierno municipal comienzan las razias y la persecución policial”, relató.
Bajo esas condiciones, Onán Vázquez y su pareja sentimental en aquel entonces, Juan, convinieron en salir del país y emigrar a Alemania. Pero, en una fiesta de despedida, antes de emprender el viaje, dos amigos suyos llegaron sumamente golpeados, en otro ataque de odio por su orientación.
“Fuimos a que los atendieran a la Clínica 2 del Seguro Social, pero se notaba que el grupo de amigos éramos LGBT y, en la entrada, el policía nos impide pasar. Esa noche pasamos violencia policiaca y discriminación en los servicios de salud”, resaltó.
ENTRE REZOS Y CONDONES
Aunque ya estaban a punto de abandonar la ciudad de Puebla, el activista y su pareja decidieron quedarse, bajo la condición de emprender la defensa de sus derechos. La decisión de marchar les tomó un año completo, ante el temor de nuevos ataques.
“La fecha que elegimos fue el 21 de marzo, pero nadie nos quería rentar la plataforma de un tráiler, porque era para una marcha LGBT, hasta que encontramos a un señor que vendía ladrillos y nos dijo que sí, por eso la recorrimos al 31 de marzo, que coincidió con un Domingo de Resurrección”, rememoró Vázquez Chávez.
Para evitar ser reconocidos, aquel grupo de amigos decidió travestirse y se reunieron en el Parque Juárez, para recorrer la ciudad por el bulevar 5 de Mayo, la Diagonal Defensores, el bulevar Norte, las avenidas Juárez y Reforma, hasta el Zócalo.
Antes, al llegar al Jardín de Analco, se dieron cuenta de la coincidencia con el calendario litúrgico, cuando las fieles católicos que salían de misa se sorprendieron al ver a un conjunto de drag queens que repartían condones en la plaza.
“Hay que recordar que en esos años no había acceso a insumos de prevención gratuitos contra el VIH, la política pública de atención era inexistente, no había acceso a medicamentos retrovirales, la discriminación hacia personas cero positivas era brutal y había un solo consultorio para todo el estado”, afirmó.
Para Vázquez Chávez, las movilizaciones anuales han tenido efectos positivos en la calidad de vida de las poblaciones LGBTIQ+, como el acceso a tratamientos retrovirales, el matrimonio igualitario, el reconocimiento legal a la identidad de género autopercibida y la llegada de integrantes de la comunidad a puestos de elección, “pero eso no garantiza que nuestros derechos se respeten”.
“Creo que ha sido un tiempo de reflexión, de avances, pero de muchos pendientes. Lamentablemente, los prejuicios, la discriminación, la violencia, los crimenes, la homofobia y la misoginia, siguen presentes”, finalizó el activista.