El huracán Melissa se aleja rápidamente de Bermudas, dejando a su paso más de 50 muertos y una estela de destrucción en el Caribe, tras convertirse en la tormenta más poderosa en casi un siglo. Según el Centro Nacional de Huracanes (NHC), Melissa perderá fuerza al alcanzar el noreste de Estados Unidos y el este de Canadá, degradada a ciclón extratropical.
Con vientos de hasta 300 km/h, Melissa arrasó Jamaica, Cuba, Haití y República Dominicana, provocando inundaciones, apagones y derrumbes. Solo en Jamaica, el gobierno confirmó 19 fallecidos, mientras que en Haití se reportaron 30 muertos y 20 desaparecidos. En Santiago de Cuba, cientos de viviendas colapsaron y más de 735 mil personas fueron evacuadas.
De acuerdo con expertos del Imperial College de Londres, la fuerza del fenómeno fue agravada por el cambio climático, un reflejo de la crisis ambiental global. Simon Stiell, de la ONU, instó a los países a “intensificar la acción climática en todos los frentes” para evitar tragedias similares.
El presidente cubano Miguel Díaz-Canel recorrió zonas afectadas en Holguín, mientras que Estados Unidos ofreció ayuda humanitaria a las naciones devastadas, incluyendo a su histórico rival Cuba.
El huracán Melissa, ahora debilitado, deja una profunda huella de desolación, pérdidas humanas y urgencia climática, recordando al mundo el costo de la inacción frente a la crisis ambiental.

